Jugando al doctor con mi prima Gaby (Parte 2)
Cuando salimos del hotel alojamiento, ya era de día, le propuse ir a desayunar, pero prefirió volver a su casa, diciéndome:
“Primo, esto finaliza acá, no me busques más por favor”
“Pero…”
“No digas nada, guárdalo este momento en tu corazón, lo he disfrutado como vos, pero nunca más. ¿De acuerdo?
“De acuerdo” Despidiéndonos, dándonos un beso en la boca.
Mientras iba a mi casa, recordaba lo sucedido y el momento de felicidad que pasamos juntos, pero pensar que era la última vez, realmente no me producía alegría, todo, lo contrario, pero debía aceptar, era mi prima y estaba por casarse.
Trate de volver a mi vida normal, con mi novia y entender que fue solo un momento de placer, y punto.
A pesar de eso intentaba no ver a Gaby, aunque ella, me llamaba o venia cada tanto a casa, un día me llamo que iría con su novio Ernesto a una playa cerca del faro de Punta Mogotes, si quería ir con mi novia Estela, que la pasarían a buscar y nos encontraríamos en ese lugar.
Le dije que sí, que me parecía bárbaro, por suerte fue un día caluroso, cuando llegue ya estaban los tres, nos saludamos, pero no pude quitar los ojos de mi prima, con su malla cola less, súper sintética anudada a cada lado color amarillo, que, con su bronceada, era una Diosa.
No podía quitar mis ojos de mi prima, que, por supuesto se dio cuenta, como también mi novia, que me lo dice;
“No le quitas los ojos a Gaby”
“No, te parece, pasa que nunca la había visto con una malla así”
“Mejor que te calmes sino me voy”
Debo confesar que cada vez que tenia sexo con Estela, mi mente veía a Gaby, ya era una terrible obsesión, que trataba de desarraigar, pero me era imposible.
El tiempo transcurría, y el casamiento de Gaby se iba acercando, algo que no me hacía demasiado feliz, situación que me llevo a romper con mi novia, creo que sentí un alivio, me sentía libre.
Comenzaron para Gaby los preparativos de la boda, por consiguiente, no la veía muy seguido, en parte me parecía mejor, ir tratando de borrar esa atracción, que sentía por mi prima.
Se fueron programando las respectivas “despedidas de soltero”, que, por supuesto fui a la de Ernesto, donde no participe de esas bromas pesadas, no tenía ni ánimo, ni ganas, para participar.
Daba la casualidad que, a Gaby, se la hacían cercana, a donde estaba, le dije a Ernesto que me volvía, si le parecía podía ir a buscar a Gaby y llevarla, le pareció muy buena idea, así que me dijo donde se hacía, que suponía que estaría por terminar. Así que me dirijo al lugar, aún no había terminado, esperé en el auto, hasta que comenzaron a salir, al verla a Gaby, me sorprendí, estaba toda pintarrajeada, con unas ropas de arpillera, descalza, y algo bebida.
Me la trajeron al auto, me besuqueo al subir, en el asiento de atrás colocaron una bolsa, posiblemente con su ropa. No debo de haber hecho dos cuadras, que se quedó dormida, llegamos a Miramar, frente a su casa, trate de despertarla, me costó, bastante.
Después de un rato se despabilo, me mira y me dice:
: “Que haces acá?”
“Te traje de la despedida’
“Oh, cierto, perdón primo”
Note que estaba algo alegre aun, no sé si hice bien o mal, pero aproveche la ocasión, dándole un beso, y metiendo las manos a través de ese vestida de arpillera, acariciando sus apetecibles tetas, intentando sacárselo, pero me freno de inmediato, diciéndome:
“Primito, no haremos nada, por dos motivos, uno estoy por casarme y dos estoy con la regla”
“Mi amor yo…” Me corto diciéndome:
“No soy tu amor, pero me agrada que me lo digas, por haberme traído te hare un regalo, y será el último” Mientras desabrochaba mi cinturón, hasta descubrir mi verga que estaba más que dura.
“Cuando jugábamos al doctor bese tu sexo, siempre lo recordaba, no sé por qué no lo hice el día en el hotel, pero ese será mi obsequio. Solo te pido no acabes en mi boca”
“¿De acuerdo, pero puedes sacarte este trapo?’ Riéndose me dice:
“Está bien” Quedando en escasos segundos, con solo sus pequeñas bragas, apreciando sus preciosas tetas, hasta que se agacho, para besar mi miembro, hasta deglutirlo, iniciando una fabulosa felación, en una estimulación bucal, que deseaba durase eternamente., acariciando su espalda a medida que mi estimulación se iba acrecentando. Cuando estaba a punto de eyacular, le avise a Gaby, pero ante mi sorpresa continúo aferrada, a mi verga, hasta largar un chorro en su cavidad.
“Oh, que sabor extraño tiene, primo” Me reí por su ocurrencia, dándole un beso pegándome parte de mi esperma. Le dije:
“Te quiero prima”
“Yo también, sino no te haría estas cosas locas”
No volví a ver a Gaby hasta que se casó por el Civil y después en la iglesia, en la fiesta nos divertimos, estaba con mi novia, pero Gaby siempre en mi mente, ya era solo mi prima, era el fin de una etapa de la vida. Se fueron 20 días de luna de miel, al regreso nos reunimos un par de veces.
Pasaron los meses, prácticamente la veía muy poco, con mi novia la relación comenzó a deteriorarse, en gran parte por mi culpa, pero sabía que no la quería, solo le tenía algo de cariño. Comprendí en ese momento que a Gaby la quería realmente y no solo para tener sexo, había mucho más que siempre he tratado de negar o no ver.
Pero como se lo podía decir, estando casada y siendo mi prima, con el tiempo podría encontrar a alguien. Pensé en irme a otra ciudad, lejos intentar olvidarla,
Continúe con mi trabajo, tuve una serie de novias, pero eran relaciones cortas, por un motivo u otro me desvinculaba, al punto que mi madre me decía que no las trajese más, hasta saber que estaba convencido que era la ideal, dado que se encariñaba con las chicas y después rompía con ellas.
Un día descubro un aviso, que requerían un técnico, como supervisor, justo en mi especialidad, pedían una serie de requisitos, pero era en Salta, con licencia cada 6 meses, vivienda y viáticos, un sueldo que duplicaba el que tenía, solo debería enviar un currículo, vitae, mis datos y otra serie de requisitos.
Llené todo y lo envié, quince días después recibo una carta si podía viajar a mar del Plata para hacerme una entrevista y después me contestarían, hasta el momento nadie lo sabía, una semana después de la entrevista me avisan que estaba contratado por dos años, que en una semana debería presentarme en el lugar,
Recién ese día, se lo dije a mi madre, que, por supuesto se echó a llorar, a mi padre le pareció que estaba bien que seria un progreso para mí.
Ya había terminado el verano, era fin de marzo, pero hacia un día radiante, y bastante calor, había salido a hacer una serie de trámites y regrese cerca del mediodía, que ante mi sorpresa esta Gaby, radiante como siempre, algo más rellenita, pero siempre muy bonita y atractiva.
“Que haces acá?”
“Vine a visitar a mi tía”
“A ella, a mí no”
“No seas tonto, por eso vine, me conto que te vas. Me alegro por ti, te deseo lo mejor primo”
Seguimos conversando, notando un dejo de tristeza en su cara, Cuando me dice:
“Vamos a la playa”
“Bueno, me agrada”
Preparamos las cosas, las cargue en el auto, y enfilamos a la playa, trate de buscar un lugar desolado, aunque en el bosquecito cercano al mar, suele encontrase sectores bien protegidos de mirones, me llamo la atención que Gaby no dijo, nada. Charlamos, hasta que se quitó el vestido, vistiendo con su bikini amarilla, que le quedaba algo estrecha, pero no la desmerecía en absoluto.
Me hizo que le untase su espalda con protector solar, así lo fui haciendo, hasta que desate su cordón del sostén, que lo mantuvo con la mano, apenas termine con su espalda la besa, quitando su sostén besando sus ricas tetas, desatando el cordón de su bikini, sacando la prenda, para quedar desnuda sobre la arena, era espectacular ver ese cuerpo, y con su pelvis depilada, la toque, levemente, y considere que no era el lugar adecuado, la cubri ante su desconcierto, diciéndole:
“Vamos a otro lado, mi amor” Acento con la cabeza, con una sonrisa de agrado.
Nos vestimos rápidamente, solo le sugerí, que no se pusiese nada bajo el vestido, meneo al cabeza, acatando mi pedido.
Llegamos al hotel a las 3 de la tarde, entramos en la habitación, y con una desesperación por ambas partes, nos besamos, y sin demasiados preámbulos directamente comenzamos a copular.
Una vez que aplacamos nuestra pasión, empezamos a conversar, por consiguiente, le pregunto:
“Que te dio por venir a verme?’
“Tu madre me aviso, y no podía dejar de verte sin despedirte< por suponías que no vendrías”
“Hermosa despedida, me has ofrecido prima”
“Lo sé, dude bastante en hacerlo”
“Tu relación bien con Ernesto”
“Digamos que sí, lo normal, después de casi un año de casada, pero prefiero no hablar sobre mi matrimonio”
” Anda mal?”
“Dejémoslo acá, por favor” Hablamos de otras cosas, le conté sobre mi trabajo, notando que se le humedecían los ojos, le conté algunas cosas graciosas, comenzó a reírse, disipando esa tristeza que reflejaba. Cuando salí del baño, estaba acostada boca abajo, observando su pomposo culo, conformando esas curvas de ese angelical cuerpo, Me senté a su lado acariciándolo, que pareció agradarle, notando su relajamiento.
Sus glúteos eran tentadores, los estruje levemente, separándolos, prestando atención a su abertura, cuando me dice:
“Te falta el lápiz, para revisar”
“Tengo el dedo”
“A falta de pan, buenas son tortas”
Mientras nos reíamos, comencé a indagar esa zona, circundando mi dedo sobre su esfínter, oprimiendo su abertura, oyendo como sus gemidos se iban profundizando, mientras mi dedo lo iba incrustando lentamente, besando paralelamente sus glúteos, ese juego previo me excitaba muchísimo y a Gaby también.
Recordé que, en el baño, había un gel o vaselina, que corrí a buscarla, untando mi dedo, para introducirlo, que se fue desplazando rápidamente, bordeando con el índice la membrana interior, sume mi segundo dedo, procediendo de igual manera, acrecentando los gemidos de Gaby.
Bese su espalda, su cuello, sus glúteos, sin quitar mis dedos de su abertura, solo se percibía la respiración agitada de mi prima.
Quería ser lo más sutil y delicado con ella, no deseaba perjudicarla, ni forzarlo a algo que lo rechazase, así que permanecí en su orificio, Oyendo los gemidos de mi prima, a la vez que elevaba su culito. Solo le pregunte si estaba bien, respondiendo:
“Si, estoy bien ya te lo habría dicho” Creo que con esa palabra daba por sobreentendido, con que continuaría. Aproveche para embardunar su orificio, con esa vaselina y recubrir mi miembro con lo mismo, colocando mi glande en su abertura anal, que apenas lo empuje, comenzó a desplazarse por el conducto rectal de mi adorada prima, donde sus gemidos se hacían cada vez más que evidentes.
Sentía oprimir mi miembro dentro de conducto, contrayendo y dilatando sus músculos rectales, mientras lo disfrutaba, caí sobre su espalda, besando, mordiendo y succionando su cuello, donde sus exclamaciones eran cada vez más elocuentes, bombeándola con suavidad, cuando lleva su mano a su vagina, comenzando a masturbarse, aumentando mis impulsos, haciéndose más rítmicos y continuos.
Quejidos, gemidos, comenzaron a inundar la habitación, mientras nuestros cuerpos se estremecían, en esa fusión anal, llena de un erotismo especial.
Mi Gaby gritaba, dando la sensación de estar exorcizada, mientras que no dejaba de masturbarse, y yo bombeaba su trasero, desencadenándose, en una eyaculación y un orgasmo por su lado, totalmente desenfrenado, cayendo sobre su espalda, agotado por el esfuerzo.
Nos abrazamos complacidos por lo experimentado, sus besos estaban llenos de amor, o por lo menos así lo percibía, rato más tarde volvimos a entregarnos a un nuevo coito vaginal. Fue una tarde inolvidable llena de un erotismo fabuloso.
Toda esa alegría y euforia, más tarde se transformó en tristeza al tener que separarnos, sin saber si habría o cuando otro encuentro, del que mis esperanzas no eran grandes y menos al enterarme que posiblemente se fuesen al exterior.
Trate de convencerme que lo mejor que me podría suceder era irme a ese lugar a trabajar, que días después de esa tarde ya comenzaba con mis actividades.
Poco a poco fui adaptándome a ese lugar, a mis compañeros, gente vecina, conocí algunas lindas jóvenes, con las que tuve relaciones, pero nada más que eso, no encontraba a mi media naranja. Escribía a Gaby cada tanto, comentándome, que estaban preparando las visas para irse, noticia que no me cayó nada bien, diciéndole que me alegraba por su futuro.
Esa noticia me llevo a prácticamente no escribirle más. El tiempo fue transcurriendo, entre el trabajo, ciertos fines de semana que salía a conocer lugares, con amigos del lugar o chicas que conocía. Hasta que llego el día, que me daban la licencia, para regresar a mi ciudad, estaba algo dubitativo, vería a mis padres, amigos algunos familiares pero difícil a Gaby, hacía tiempo que no me escribía, mi madre poco sabia. Pero determine ir, tenía ciertas esperanzas, o ilusiones.
Tome el avión que me llevo a Aeroparque en Buenos Aires, después de recoger el equipaje, mientras me dirigía a buscar un Remis, vi a lo lejos una mujer, embarazada, con el pelo corto, algo más gordita, que me recordó a Gaby, a medida que me iba acercando, me sonríe, trate de observar más detenidamente, comprobando que era mi prima. Corrí hacia ella emocionado, para abrazarla con toda mi alma, preguntándole:
“Tu madre me aviso” Me dice
“Estas embarazada, que bien, Ernesto estará feliz”
“Pues, no”
“Por?” pregunto algo confundido
“Porque el padre es otro”
“Oh” expresé algo molesto.
“Y de cuantos meses estas?”
“Desde que te fuiste” Ahí caí, sin saber cómo reaccionar, solo la abracé, fuerte, echándome a llorar como un chico
“¿En serio, es hijo mío?”
“Si, tonto, sino no estaría acá”
Realmente estaba aturdido, sin saber qué hacer, al punto que le digo:
“Quieres volver a tu casa?
“Escúchame German, eres el padre de mi hijo, lo de primo quedo en segundo término, o eres mi pareja o me dejas”
“Jamás haría eso, busquemos un buen hotel, y vemos que hacemos.
Llegamos a un hotel céntrico, apenas entramos en la habitación, nos abrazamos y besamos como locos, estaba eufórico, pero Gaby me dice:
“Disculpa, pero tengo hambre, este embarazo, hace que como a cada rato”
Nos preparamos y fuimos a cenar al restaurant del hotel, mientras cenábamos, hablamos de todo, aclarando cosas, realmente estábamos muy felices, en ese ínterin le pregunte:
“Mi madre lo sabe?
“Que estoy embarazada, sí, pero que será abuela no”
“Y Ernesto?
“Le conté, la verdad, por supuesto que no le gusto para nada, pero creo que lo entendió, supongo.
Después de una hora y media regresamos a la habitación, por supuesto que comenzamos a besarnos, mientras intentaba quitar su ropa, cuando me dice:
“No te mofes de mi cuerpo”
“Jamás lo haría, además debe ser algo exquisito y muy sensual”
Lentamente fui despojándola de su ropa, hasta quitar su última prenda, estaba deliciosa, y una sensualidad que brotaba de sus poros.
Era la primera vez que veía el cuerpo desnudo de una embarazada, estaba divina, sus tetas bastante más abultadas, sus pezones erguidos acompañado por ese atractivo lunar, su panza, que cobijaba a nuestro hijo, la llenaba de erotismo, y su rostro sonriente con esos hoyuelos completaba esa belleza.
Volví a besarla, sin poder creer que estaría conmigo, como mi mujer, la adoraba, me fui desvistiendo, y apenas lo estuve, se arrodillo para sorber mi verga, después de varios segundos, la hice levantar, poniéndola de rodillas, para penetrarla por atrás, sus suspiros y gemidos delataban su estado de excitación. Comenzando un bombeo apacible, hasta ir acelerando los movimientos, al punto de agitarse sus divinas tetas al ritmo de mis impulsos.
Hasta llenar con mi esperma su cavidad genital, entre gemidos y suspiros de pasión en una noche inolvidable.