Mientras paseábamos por el aparcamiento me surgió una pregunta, Vero y Dani eran dos críos pero Beka parecía más adulta.
- ¿Tu hermano lleva mucho tiempo con Beka?
Vero me miró fijamente.
- ¿Lo dices por la edad?
- Si. – respondí sincero –
- Dani y yo tenemos 19, aunque quizás aparentemos menos, y Beka 29.
- Es mayor para un chico tan joven. ¿No?
Volvió a mirarme como si estuviera analizándome.
- Te estoy contando cosas que nadie sabe, no se el motivo pero me das mucha confianza. Y por cierto, yo no sé la chupo a cualquiera ni lo hago por dinero, quiero que te quede bien claro.
Se lo agradecí y continuó su relato.
- Cuando cumplimos 18 nos fuimos de casa, desde entonces vamos de un lado a otro sin rumbo fijo. Buscamos trabajo unos días y cuando tenemos dinero nos marchamos.
- Y ahora que no tenéis ni un euro. ¿Dónde vais?
- Estuvimos trabajando en Mojácar y habíamos ahorrado unas buenas pelas, pero compartíamos piso y un hijo de puta nos robo todo lo que teníamos.
- ¿Dónde vais entonces?
- De momento a Madrid y después al norte. Nos han ofrecido mucho dinero por una transacción comercial.
Iba a preguntar qué tenían ellos que ofrecer para ese intercambio, pero vi que no estaba dispuesta a seguir hablando de ello.
- En cuanto a Beka – continuó diciendo – la conocimos en Mojácar hace un par de meses. Y ya ves, mi hermano se ha enamorado de ella.
- Si, si, ya lo veo, no se separan ni un momento.
- Claro, la pájara folla como una loca y Dani se ha encoñado con ella.
- ¿Y a ti no te da celos?
- ¿A mí? ¡Que va! Es un encanto. Se casó con 19 y a los cuatro días su marido le pegaba unas palizas que la dejaba doblada.
- Joder.
- Si, el hijo de puta la pegaba, la violaba y después la encerraba en casa. Lo pasó muy mal la pobre. Hasta que hace un año se defendió y le apuñaló sin querer. El cabron la denunció y Beka huyó como pudo hasta llegar a España, ahora va con nosotros porque no tiene donde vivir.
- Pobre chica.
- Ya ves, es una tía de puta madre pero con muy mala suerte. Como diría aquel “Dios los cría y ellos se juntan”. Aquí estamos los tres, jodidos pero contentos.
No supe que decir, la historia de los tres era bastante triste.
- No le digas que te lo he contado, cuando tenga confianza te lo contará ella todo. Pero antes querrá echarte un par de polvos.
La miré extrañado.
- ¿Y tú hermano?
- A él no le importa, sabe que a Beka le encanta. Ya has visto como se ha puesto cuando le has tocado el coño.
- Joder.
- Le doy una hora como máximo, en la próxima parada follará contigo quieras o no quieras, ya lo veras.
Nos sentamos en un banquito viendo cómo Dani y Beka devoraban los bocadillos.
- Cuando te vi esta mañana pensé que eras un capullo estirado. – dijo Vero sin mirarme.
- ¿Por eso me has provocado desde que te has montado en el coche?
- Si. – respondió sonriendo – Pero con el detalle de los bocatas me has ganado. Cuando me he ofrecido a pagártelos como tú ya sabes, y te has negado, he visto que eres un tío de puta madre.
- No ha sido nada, eso lo haría cualquiera.
- Jajaja. Ni lo sueñes. No sabes cuantos tíos se han aprovechado de Beka solo por dejarla una mierda de catre donde dormir caliente.
La miré sorprendido y ella acarició mi mejilla y me dio un pico en los labios.
- El ser humano es decepcionante. Pero bueno, cuéntame algo de tu vida que ya sabes demasiado de las nuestras.
Le conté que tenía 48 años, estaba divorciado y mis dos hijos vivían con su madre. Había estado unos días en la playa con mis padres y ahora regresaba a Madrid aunque aún me quedaban vacaciones.
Vi como cambiaba el gesto de su cara y supe que algo tramaba.
- ¿Tienes días libres?
- Si.
- Joder, de puta madre. Vente con nosotros al norte.
La propuesta me pareció disparatada. ¿Dónde iba yo con esos críos? No pintaba nada.
- No tenemos dinero para pagarte la gasofa, pero ya sabes que hay otros alicientes…
Su mirada ilusionada y la fuerza con la que apretaba mi mano, fueron determinantes.
- Seguro que acabaré arrepintiéndome, pero vale, me voy con vosotros.
Se lanzó a mis brazos y me dio un beso apasionado, metió su lengua en mi boca y ya no supe controlarme, mi mano se deslizó bajo la camiseta y se apoderó de sus pechos.
Sus puntiagudos pezones se clavaron en mis palmas y me hicieron perder la razón. ¡Joder! Vaya pedazo de lanzas.
Me puse tan caliente que deseé oprimirlas y estrujarlas, pero recordé sus palabras cuando las puso en mi boca y me conformé con acariciarlas.
Las amase con mimo y vi como ella suspiraba echando su aliento en mi boca.
- Asiiii. Tócamelas despacito.
Continué con las caricias hasta que sonó una voz a nuestro lado.
- Si queréis follar tenéis el coche libre.
Era Beka quien nos invitaba.
- No, gracias. – respondió Vero al instante – Y no será por falta de ganas, pero de momento no puedo hacerlo.
¿De momento? ¿A qué se refería? O follas o no follas, pero no depende del momento, solo de las ganas.
Me cogió de la mano y volvimos al coche. Arrancamos y Vero les dio la buena noticia de que les llevaba hasta el norte. Dani me dio una palmada en la espalda y Beka metió la mano por el cuello de mi camiseta y me acarició el pecho.
- En la próxima parada. – dijo Vero sonriendo –
Los de atrás se durmieron y mi hermosa copiloto puso música en la radio.
- ¿Puedo quitarme la falda? – preguntó de forma picarona –
- Puedes hacer lo que quieras, estás en tu casa.
Se quitó la falda quedándose nuevamente en bragas, pasó una mano por mi cuello y comenzó a acariciarme el pelo.
- ¿Sabemos a dónde vamos? – pregunté intrigado – La definición de norte es demasiado amplia.
- Tú sigue para Madrid, luego te diré donde vamos. Pero antes para en algún descampado que ésta querrá darte un premio.
- ¡Venga ya! ¿No me dirás eso en serio?
- Y tan en serio. Esta mañana cuando te conocimos me dijo nada más verte “A éste me lo follo por el camino". Y lo hará, ya te digo que lo hará.
- No me jodas. ¿Siempre va a saco?
- Uffff. Si tú supieras. Me ha dicho que tú barbita y las canas la ponen supercachonda. Ya sé que es un enorme sacrificio para ti, pero te la vas a tener que follar quieras o no. Jajaja.
Seguimos nuestro camino y en la radio pusieron una canción de moda. Vero al oírla saltó en el asiento y comenzó a bailar como una loca.
Ver cómo se movía y cantaba al mismo tiempo, me recordó mis años jóvenes, aquellos días en que salía de marcha con mis amigos sin ningún tipo de preocupaciones.
Yo era feliz porque al regresar a casa sabía que me esperaban mis padres. En cambio, mis tres pasajeros desconocían lo que les esperaba al día siguiente y sin embargo disfrutaban cada minuto.
- Oyeeeee. – dijo Vero de repente – Que solo quedan 50 kilómetros.
- Si. ¿Y?
- Que tienes que hacer una parada.
- No. – respondí muy serio –
- Joder, Rubén. No hagas eso. Para por favor.
Negué con la cabeza.
- Si es para que Beka me haga un favor, no.
- ¿De verdad no quieres? – preguntó Vero extrañada -
- Mira. Querer quiero, está buenísima y le echaría, no un polvo, sino una docena. Pero no estaría bien.
- La vas a dar un disgusto.
Los de atrás se despertaron y propuse hacer noche en Madrid. Podíamos salir a tomar algo, dormir en mi casa y continuar el viaje la mañana siguiente.
Por el espejo vi como Dani miraba a Vero nervioso. Ella se giró hacia mí, pero antes de que pudiera decir nada despejé todas sus dudas.
- Hoy estáis invitados, pago la cena y las copas.
Vero me lanzó un beso y puso una mano en mi pierna.
- Cuando haga el amor por primera vez me gustaría que fuese con alguien como tú.
¡Joder! Pues vamos a hacerlo esta noche. – estuve a punto de decir – pero sabía que ella se reservaba y no quise molestarla.
Llegamos a mi casa y subimos bolsas y maletas, les mostré las habitaciones y Vero se encargó del reparto.
- Vosotros dos en la de las dos camitas, y Rubén y yo en la de matrimonio.
- ¡Joder! – dijo Beka enfadada - Si vosotros no vais a follar.
- Pero haremos otras cositas. – respondió pícaramente su amiga –
- Yo había pensado dejar la cama grande para vosotras dos y las chiquititas para Dani y para mí pero…
- Jajaja. No te lo crees ni tú. - respondieron los tres a coro –
- ¿Por qué no descansamos un poquito? – dijo Vero cogiendo mi mano y llevándome hacia la habitación –
Los otros dos no lo pensaron ni un minuto, desaparecieron tras la puerta y al instante se oyeron los primeros gemidos.
Nada más entrar en el cuarto, Vero me quito pantalón y calzoncillo, me sacó la camiseta y acarició mis pectorales.
- Ummm. Estás más fuerte de lo que pensaba. Y al final va a tener razón Beka, estás canitas de tan un aspecto muy interesante. – dijo enredando los dedos entre el pelo que cubría mi pecho –
Se colgó de mi cuello y volvió a besarme.
Igual que la vez anterior, se me erizó todo el vello. La dulzura con que movía la lengua en mi boca me excitaba y me hacía perder los papeles.
- Túmbate en la cama. – ordenó mientras se bajaba la falda.
Lo hice y ella se subió a horcajadas sobre mis muslos, se quitó la camiseta y se quedó con sus pequeñas e infantiles braguitas azules.
Sus pequeños pechos erguidos eran dos maravillosas montañitas y sus oscuros pezones dos arietes apuntándome.
- Tengo pocas tetas. ¿Verdad?
- Son divinas. – respondí lanzando mis manos hacia ellas –
Miró como se las tocaba y echó la cabeza hacia atrás suspirando. Se sentó sobre mis piernas y agarró mi erecto miembro con la mano.
- Te lo hago con la manita o prefieres que te la chupe.
Me encogí de hombros y seguí a lo mío, con acariciar sus pequeños pechos estaba más que servido.
Comenzó a deslizar la mano a lo largo de mi verga, la subía, la bajaba y de vez en cuando rozaba suavemente el capullo con los dedos.
Pellizqué los pezones y dio un saltito mirándome con los ojos entre abiertos.
- Es que los tengo muy sensibles. – se excusó entre gemidos –
Volví a pellizcarlos pero esta vez con más mimo. Se echó hacia delante y me los puso en la boca.
- Mejor así. – dijo suspirando –
Los chupé, besé y succioné con mis labios. ¡Que pezones tan ricos!
Se movió y encajó mi pene entre sus piernas, mi glande entró en contacto con su braguita y sin poder evitarlo dio un ligero respingo.
- Tú estate quieto. ¿Vale?
No me hizo falta decir nada, al instante, Vero cerró los ojos y comenzó a balancear sus caderas frotando su braguita contra mi verga.
El calor de su sexo traspasaba la tela y podía notar lo húmeda que estaba.
Abrió levemente los ojos y bajó la carita para mirarme.
- ¿Te gusta?
- Me encanta.
Sonrió satisfecha y se inclinó de nuevo ofreciéndome sus pechitos.
- Chúpalos despacito, porfa.
Mis labios se adueñaron de ellos y ya no soltaron su presa.
Vero gemía excitada y cada vez apretaba con más intensidad su braguita contra el miembro erecto que rozaba.
Se detuvo un instante y vio una enorme mancha de humedad en sus bragas.
- ¿Puedo confiar en ti? – preguntó muy sofocada –
- Claro - respondí sin saber que quería -
Se incorporó levemente, apartó la braguita a un lado y acomodó mi verga entre sus labios.
- No la metas, por favor.
Sus caderas retomaron el movimiento y mi verga se encajó deliciosamente entre sus gajos.
Uffff. El roce de su sexo estaba volviéndome loco, notar su calidez en contacto con mi miembro era extremadamente arrebatador.
La chiquilla se movía con una sensualidad que me incitaba a la locura, pero muy a mi pesar tuve la mente fría. ¡Que suerte iba a tener el primero que la poseyera!
Continué degustando sus pechos y llevé las manos a su trasero, toqué por primera vez su culito y sin quererlo comencé a sacudir sus caderas.
Vero se excitó y en uno de sus balanceos el glande se deslizó entre sus labios adentrándose en su vagina. Rápidamente se incorporó sacándolo de su vulva.
- No, por favor. No la metas.
Me miró indecisa y volvió a acoplarla entre sus gajos.
- No voy a meterla, no te preocupes. – dije para calmar sus dudas -
Sonrió agradecida y continuó balanceándose sensualmente.
Al momento agarró con fuerza mis brazos y suspiró profundamente, se dejó caer y apretó enérgicamente su sexo con el mío.
- Ummmm. Ha sido maravilloso. – dijo sonriendo –
Se incorporó de un salto y se arrodilló entre mis piernas.
- Ahora te toca a ti.
Cogió mi verga, la posó en sus labios y la dio un buen repaso con la lengua.
- Ummm. Sabe a mí.
Su boca comenzó a chupar y ya no pude mirar más, me tumbé en la cama disfrutando como un marajá.
Sus besos, lengüetazos y caricias me tenían fascinado, cuando estaba a punto de correrme, ella siempre sabía cómo pararlo, mi verga era un juguete en sus manos y la chupaba como si fuera un helado.
¡Joder! Como chupaba la condenada, si llegaba a follar igual algún día. Uffff, no quería pensarlo, pero su pareja iba a ser el hombre más afortunado.
- ¿Quieres correrte ya? – dijo pícaramente -
- ¡Por favor! – respondí angustiado –
Tenía la polla a punto de reventar y me dolían los huevos una barbaridad.
Sacudió la verga, dio cuatro lametones y el glande escupió en su cara sin ser capaz de contenerme.
Se lanzó sobre el capullo, lo metió en la boca y lo chupó sin parar hasta que se quedó inerte.
- Ummmm. Que rica está – dijo bromeando –
Acaricié su pelo, se tumbó junto a mí y nos quedamos dormidos durante un buen rato.
Cuando me desperté estaba sentada a mi lado.
- ¿Qué haces? – pregunté intrigado –
- Mirándote.
Me pareció extraña su respuesta, pero continuó diciendo.
- Ya te lo dije esta mañana, cuando entregue mi virginidad espero que sea con alguien como tú.
- ¿Tan viejo?
- No, tonto. Tan educado.
--------------------------------------------------------------------------------
En mi Patreon tenéis ya los siguientes capítulos de la serie “Obsesionado por mi madre” titulados “WhatsApp muy calientes”, “Mi madre vuelve calentita”, “Sábado sabadete”, y los borradores de “Mamá en el club de sexo”, “Mami y yo solitos” y “La doncella”.
Y de “Sexo en coche compartido” el capítulo 4 y de “Las perversiones de Facundo” el capítulo 1.
Gracias por seguirme.
Link de mi Patreon: