VIVIANA - (7).
- Bueno Viviana, aquí estamos de nuevo, ¿ya decidiste lo que pensás hacer?, -pregunté no bien entré en la habitación-.
- Sí, hablé un rato largo con Helga, nunca nadie me había prestado tanta atención ni había sido tan comprensiva conmigo y eso que no le conté casi nada de mi vida. Aceptaré tu ayuda y espero que disculpes mi forma de actuar.
- Bien, pero que quede clara una cosa, no necesito ni lo físico ni lo material de vos, lo que si necesito y te lo voy a exigir es que me hables de frente y con la verdad, te otorgaré mi confianza y espero que no la defraudes. Si me mentís, tratás de engañarme o no sos sincera la única que tiene todo para perder sos vos.
- Es que me vi obligada a ser desconfiada, hace más de un año que estoy fugada, no tuve recursos, me dejaron de lado mis amigos, mi novio de ese entonces y no digo familiares porque ya no los tengo.
- Por lo del nombre, me basta con Viviana, ya decidirás vos si querés darme tus datos completos, tampoco es para que me atosigues con tus cosas, en algunos momentos te preguntaré para aclarar dudas e iré madurando todo lo que me cuentes.
- Mi nombre es Viviana Beatriz xxxxx, tengo veintitrés años de edad, era estudiante en la carrera de Ingeniera Agrónoma, terminé completo el tercer año y antes de comenzar el cuarto año, falleció mi padre y se comenzaron a dar todos los acontecimientos que desembocaron en mi huida y en tratar de desaparecer. Antes de seguir, ¿te puedo hacer una pregunta?, ¿tu padre es el Doctor XXXXX y tu madre la Doctora XXXXX?, -preguntó sin esperar mi aceptación-.
- Es verdad, ellos son mis padres, pero, laboralmente, lo mío no tiene nada que ver con lo de ellos.
- Lo decía porque, no creo que ellos me recuerden, pero yo conozco a tu padre y madre y conocí a tus abuelos, tu abuela era una mujer sensacional, mi madre la adoraba, éramos vecinos, aunque vivíamos en distintas provincias, los campos de tu abuelo coincidían con los límites de una provincia y los de mi padre comenzaban en los de la provincia vecina.
- ¡Mirá vos!, algunos dicen que el Mundo es un pañuelo, contame sobre eso.
- Recuerdo que a tu abuelo y abuela los vi varias veces en mi casa cuando era más chica y vivía mi madre, creo que mi padre tenía negocios con él y eran conocidos o amigos. A tu mamá la vi una vez en la Estancia de tu abuelo y luego los dos vinieron a mi fiesta de quince años, a vos no te recuerdo.
- Es normal, te llevo varios años y nunca se me dieron las fiestas, menos que menos las de quince años.
Me encantaba escucharla y mirarla, se la notaba confiada y hasta los rasgos habían cambiado, ya no parecían tan duros. Salvando la delgadez evidente que no era propio de ella misma, los rasgos de su rostro eran de una belleza casi perfecta y digo “casi” porque la perfección no existe ni siquiera en base a cirugías. El cabello largo y rubio, bien lavado y peinado volcaba en cascada sobre los hombros y un jopo rebelde caía sobre su frente, los ojos eran vivaces y, a pesar de que eran celestes, parecían acompañar los tonos de su conversación, algo que sólo había notado en las mujeres con ojos oscuros.
También debía aceptar que, aunque me privaba de demostrarlo, me encontraba sorprendido, era como si fuera cosa del destino, teníamos orígenes muy cercanos, nuestra vida se había desarrollado por caminos completamente distintos y por causas absolutamente inverosímiles en ese momento estábamos hablando frente a frente y añorando a familiares que se conocían entre sí.
Le pedí que me contara sobre lo que había sucedido con el padre y expresó: “Me dijeron que murió de un ataque al corazón, pero yo creí siempre que lo envenenaron, su pareja en ese momento decidió que fuera cremado y a mí nadie me consultó nada, el problema conmigo ya estaba instalado desde que se juntó con papá, después de eso empeoró. No fue un capricho de nena bien, se aprovechó porque mi papá andaba de capa caída por la falta de mi madre y lo engatusó, siempre hizo lo que quiso con él”.
Se tornaba todo interesantísimo y en ese momento golpeó la puerta Helga para avisarme que era la hora de atención de las pacientes que ya estaban esperando, no pude evadir eso y arreglé con Viviana para seguir luego de las consultas. Atendí a dos pacientes y en la espera por el turno de otra la llamé a Helga para pedirle un favor. “Vos dirás Gabi, sabés que Ingrid y yo somos incondicionales”, -me contestó-.
Le pedí que la llevara a Viviana a comprarse algo de ropa interior y para vestir, un jeans, remera, suéter, zapatillas o sandalias, algo sencillo. “No voy a dejar mi puesto, pero enseguida te lo soluciono, la llamo a Ingrid y que vaya ella, atendé tranquilo a tus pacientes, cuando termines estará como nueva”. Las gemelas no vivían muy alejadas de la Clínica, apenas a unos cinco minutos de taxi y mientras atendía a la tercera paciente Helga me avisó que Viviana ya habían salido a comprar con la hermana. Adoraba a esas gemelas rubias.
La atención se estiró un poco más porque tuve que inyectar un par de labios y cuando me desocupé ya eran como las ocho de la noche, firmé el recibo por el dinero que había retirado Ingrid para hacer las compras y ordené que se pusiera todo en gastos generales, sin especificar los gastos, le agradecí con un abrazo a la alemana grandota que ya se había hecho cargo de su turno y luego me fui a verla a Viviana.
“Bueno, bueno, como cambian las mariposas cuando dejan el capullo”, -le dije a Viviana que me agradeció con una sonrisa-. Vestía unos jeans azules, una remera al tono, un suéter fino de escote en “V” y no hacía falta más para hacerla ver preciosa, por lo que había en otras bolsas no quise preguntar… “Me siento rarísima, ya me había acostumbrado a los trapos que vestía siempre”, -acotó, pero la cara de preocupación no la pudo disimular-.
- Gabriel, me dijo Ingrid que tiraron mi ropa vieja y así como estoy quedaré muy expuesta si salgo a la calle, hay algo que no te aclaré, a mí me quieren muerta porque soy la única heredera legítima de mi padre y con mi cara nuevamente expuesta vos también podés correr peligro.
- Vamos a tratar de que nadie te individualice, lo que sucede es que no puedo tenerte en la Clínica por tiempo indefinido y ya pasaste mucho tiempo mirando por encima del hombro, además si tengo que ayudarte creo que la mejor manera es comenzar a combatir el problema.
- Sí claro, porque vos detendrías las balas con el pecho, no es joda Gabi, esa mujer es una arpía asesina y no creo que me haya olvidado.
- Vamos a hacer lo siguiente, te venís conmigo a mi departamentito, ya hablé con un militar amigo, desde mañana tendrás custodia en la puerta de mi casa, son tipos de Servicios Especiales y con esos no se juega, es más, si tenés que salir te van a acompañar y te aseguro que ni te vas a dar cuenta que están.
- ¿En tu departamentito me dijiste?
- Sí, no hay problemas, tengo varias habitaciones y no te pienso cobrar en “especias”, creo que el más perjudicado voy a ser yo porque si tengo alguna cita tendré que usar la habitación de algún hotel, jajaja.
- No lo decía por las “especias”, ni me creo lo del “departamentito”, sucede que te traigo o te puedo traer un montón de problema y no entiendo porque te metés de lleno en esto.
- Te voy a ser sincero, aunque no le doy mucha bola al tema del parentesco para algunas cosas específicas, en tu caso voy a hacer de cuenta que sos mi hermanita menor y, además, porque estoy aburrido de agrandar tetas, engrosar labios y/o levantar culos, ya dejé dicho que me tomaré diez o quince días, sólo vendré si hay algún tipo de urgencia, que sé yo, alguna flaca que se tire delante de un auto o cosas así, jajaja.
- Vos estás bromeando y ni te imaginás el miedo que tengo.
- No es broma Viviana, yo tengo los recursos económicos y los contactos necesarios como para que esa mujer y los que la rodean no te jodan más y paguen por lo que hicieron. Con vos me pasó algo especial, siempre fui muy independiente y nunca le di bola a nadie, mucho menos si no conocía a la persona, pero, en algunas cosas debo comenzar a cambiar, quizás me hizo decidir a ayudarte porque hablaste bien de mis abuelos y ellos significaron todo para mí.
- Está bien, vamos, pero comprá algo de comer, ya comí dos o tres comidas seguidas, me malacostumbré y todavía no cené, jajaja.
Salimos de la Clínica y tal como me parecía, esa risa era engañadora, Viviana tenía un miedo atroz cuando salimos a la calle desde el estacionamiento, los vidrios polarizados la tranquilizaron un tanto y cuando paré en la parrilla a la que acostumbraba ir para hacer el pedido que me entregarían en casa, se quedó dura sentada y tomándose las rodillas. Mantener una conversación cuando íbamos circulando, ni hablar, pero no le insistí, ingresar en el estacionamiento del edificio, subir en el ascensor y entrar en el departamento la aflojó, como si las cuatro paredes la hicieran sentir más segura.
“Así que departamentito, ¿no?, me imaginé que sería algo así”, -me dijo riendo-, luego recorrió el lugar, se asomó al balcón, estuvo un rato mirando las luces de la ciudad, regresó al interior, tomó los paquetes de las compras que había hecho con Ingrid y se sentó en el sofá abrazándolos. En ese momento yo me servía un whisky con hielo y le pregunté qué quería tomar, me miró y fue cuando explotó, en realidad no sé si se puede decir “explotó”, más bien, literalmente se desarmó, se tomó la cara con las manos y comenzó a llorar de una forma desgarradora.
Nunca supe cómo actuar cuando una mujer rompía en llanto como lo hacía Viviana y ese momento no fue la excepción, sólo atiné a sentarme a su lado, le pasé un brazo sobre los hombros y la dejé llorar, ¿qué le iba a decir?, ni siquiera la conocía y por más que me esforzara jamás podría imaginarme por las que había pasado o lo que le pasaba por la mente en ese momento.
Estuvo un rato así y cuando se fue calmando levantó la cara surcada de lágrimas, tomó un sorbo de whisky de mi vaso y me miró diciendo, “gracias, me hacía falta”. Entendí que era porque no la había interrumpido en la manifestación de su frustración, dolor o la suma de ambos. Después de eso comenzó a hablar y aproveché a preguntar.
- Las que consideraba mis amigas de toda la vida se apartaron, ninguna me creyó cuando dije que mi padre no había muerto por causas naturales, parientes cercanos o lejanos no tenía, salvo la pareja de mi padre, mi novio estaba de acuerdo y me engañaba con ella. La noche que los escuché hablar a ella, mi novio y el Administrador fue la noche en que junté algo de ropa sencilla, unos cuantos Pesos que tenía guardados y hui despavorida. Dejé mi auto en el pueblo y me tomé un ómnibus, en la Capital es más sencillo pasar desapercibida, hay mucha gente pasando necesidades y ellos nunca me buscarían en una villa o en una casa de Okupas, mi imagen y mis modos eran de “niña bien” o “cheta”.
- ¿Qué fue lo escuchaste?, tratá de recordar bien porque tampoco creo que estuvieras en un buen momento.
- Claro que estaba desquiciada, ella y el Administrador querían que firmara el traspaso de los bienes para poder administrarlos y que yo me dedicara sólo a estudiar, pero, en esencia querían quedarse con todo y, al no estar casada con mi padre, a ella se le dificultaba acceder a los bienes, al día de hoy deben haber fraguado o falsificado todo, seguramente con Funcionarios o Jueces corruptos.
- Eso lo vamos a ver después con gente que entienda bien del tema, contame que fue lo que escuchaste esa noche.
- Se me hacían que algo tramaban, yo tomaba pastillas para dormir porque estaba muy alterada y esa noche mi novio me las hizo tomar, pero las vomité en el baño privado de mi habitación, luego me hice la dormida cuando él vino a controlar y después fui a escucharlos desde la escalera del living. Hablaban tranquilos porque, en hipótesis, yo estaba empastillada y dormida.
“Amor, mi cielo, yo quiero estar con vos, podríamos casarnos, pero Viviana nos dificulta todo, si no entra en razones no podremos ser felices nunca”, -le decía ella tomándolo de la mano-.
“Yo ya no la aguanto, está histérica y obsesionada con lo del padre y no quiere acceder a firmar nada”, -dijo mi novio-
“No se puede especular más, las cuentas bancarias están trabadas, no se pueden vender los animales ni comercializar la siembra, hay que tomar medidas drásticas”, -opinó el administrador-.
¿Qué es lo que tenés pensado hacer, Marcelo (mi novio) y yo vamos a estar de acuerdo, ¿no es cierto cielo?”, -afirmaba ella y a mí se me retorcían las tripas-.
“Tengo a dos personas para hacerlo, hay que simular un accidente o un intento de robo, un secuestro o, de última, pasar a mayores, vos no pudiste lograr que el viejo te pasara los bienes y te apuraste a actuar con él, ahora hay que proceder contra la pendeja o perdemos todo”, -afirmó el Administrador y los otros estuvieron de acuerdo-.
- Con lo que había escuchado confirmaba todo lo que había pensado y no me quedaba tiempo para hacerme la distraída, entonces escapé en la madrugada, el problema al llegar a la capital y meterme en la pieza de una pensión fue darme cuenta que no podía confiar en nadie, si recurría por ayuda a cualquier conocido ellos se enterarían, además mis recursos de dinero se terminarían en cualquier momento y tuve que arreglarme sola, lavé platos, baños, dormí en la calle, cosí pantalones en una fábrica clandestina, pedí limosna, pasé hambre y algunas veces transé, pero no me drogué ni me convertí en prostituta, aunque conocí muchas miserias y de la mayoría de ellas no puedo hablar mal.
- Viviana, creo que por hoy está bien, no me interesa juzgar, ¿por qué no nos ponemos a comer?, luego, mañana, vemos, lo que si te digo es que tengo gente muy importante en la que puedo confiar, una porque el poder económico de mi familia supera con creces al que pueda tener ahora tu madrastra o como quieras llamarla, otra porque hacer favores arreglando tetas, culos y labios de esposas y amantes de algunos “personajes” de la Política y la Justicia me generó contactos muy importantes a los que no les conviene dejarme de lado cuando yo pueda pedir devolución de favores.
- Está todo podrido en muchos lados, ¿no?
- Depende de cómo se mire, pero sí, es verdad, todo se convierte en un “toma y daca”, hay que saber cómo moverse con eso y te aseguro que yo sé hacerlo.
- Dale, yo preparo todo lo de la comida, decime dónde están las cosas y después dejame usar la computadora, no quise ni tocarlas antes, pero ahora quiero ver los campos y la propiedad con el Google Maps, prometo que no voy a entrar en las Redes Sociales, no puedo identificarme ni comprometerte.
- No hay problemas, si hacés algo mal, la única perjudicaba serás vos, hay una compu en el privado dónde está mi escritorio y si querés podés usar mi ordenador personal, está limpio porque los archivos de mis pacientes los guardo en otro lado.
Manca no era, ordenó la mesa, calentó y sirvió la comida dándome la potestad de abrir el vino y, lo que serví, lo degustó con sorbos pausados y cortos. Eso no era algo aprendido en los días de “ocultamiento”, se caía de maduro que era Educación “casera”, el café lo preparé yo pues conocía mejor el funcionamiento de la máquina y ella me miró diciendo:
- Comer carne y achuras, una mesa bien servida, vino del bueno, orden, limpieza, olvidar no se olvida porque lo bueno no se olvida nunca, pero ya estaba como descartado de mi vida, Gabi, la completaste, hacé lo que quieras conmigo.
- ¡Ojo con lo que decís!, trataré de no tomarme al pie de la letra tus palabras, pero… no olvides que estás con un tipo soltero en su departamento y yo no tengo amigas.
- ¡Tonto, no quise decir eso!, además no te veo como un tipo desesperado por sexo y mujeres con mejores físicos que el mío debés tener a montones. Me miré en el espejo del baño en la Clínica y estoy hecha un esperpento, perdí como nueve o diez kilos dame un poco de tiempo a que me ponga mejor y te sabré agradecer.
- Los gustos sobre mujeres pasan sólo por mi exclusivo criterio, a veces me basta una mirada o el color de sus ojos, pero jamás pienses que voy a tener algo con una mujer aceptando sexo por agradecimiento, vos lo dijiste, tengo para elegir y sé decir que no.
- ¡Touche, me equivoqué!, bueno, si se tiene que dar se dará, ¿está bien así?, me gusta porque no andás con vueltas, me agradaste desde nuestra primera conversación, cuando me pusiste en mi lugar, así nomás, “sencillito y de alpargatas” como decimos en el campo, además, en todo momento de la conversación buscaste mis ojos.
- Jajaja, años de Cirujano Plástico, te aseguro que otras cosas no me pasaron desapercibidas.
- ¡Por Dios!, ¡hombres!, con sólo mirar ya debés saber mis medidas... Me voy a poner cómoda, pisos con losa radiante y otros alfombrados, me dan ganas de, no te digo de andar desnuda, pero… podría volver a acostumbrarme a esto…
- Seguro que me equivocaría sobre las medidas porque estás hecha un esperpento in mirable, andá, movete con comodidad y acostumbrate, pero tené un poco de piedad de mí, jajaja.
Me sentía comodísimo con Viviana, además había logrado que me contara sin que la angustia la volviera a atenazar y se la notaba más suelta y decidida. Le dije que usara la habitación que quería y cuando regresó traía puesta sólo una remera de tiritas de las que yo usaba para hacer ejercicios, las tetas cercanas a una copa noventa se movían libres y duras debajo de esa prenda y andaba descalza. “Estoy segura que usé el baño de tu habitación y aproveché a “robarte” una remera, me miré en los “espejitos” que tenés allí y estoy deprimente, algún día me voy a ver mejor reflejada en ellos, jajaja, ya vas a ver, ya vas a ver”, -expresó sonriendo con picardía y me contagió su buen momento-.
El tema de la computadora generó un momento feo, ingrato y también de enojo. Me pidió que estuviera con ella y cuando en la pantalla se vio la zona del campo que había sido de su padre comenzó a lagrimear, se recuperó un poco haciendo acopio de una dureza prefabricada y seguramente aprendida en la calle, pero se quebró más cuando vio la casa y activó el zoom en distintas partes de la propiedad. Luego se enfureció cuando descubrió que la Estancia se utilizaba, en gran parte, como lugar turístico de campo, “mi papá y mi mamá se volverían a morir si viera a gente extraña entrando libremente a su casa, tengo que recuperar eso”, -me dijo denotando rasgos de tristeza y de decisión-.
La dejé sola porque quería hablar por teléfono con ciertas personas y no quería que escuchara. Al primero que llamé era a un Coronel del Ejército, estaba en actividad, pero tenía como trabajo alternativo una Empresa de Seguridad utilizando a subalternos francos de servicios como efectivos de la misma, algo similar hacían algunos Comisarios con policías subalternos, pero yo sabía que el Coronel tenía mejores hombres y les pagaba mejor, por ende, hacían su trabajo con eficiencia, aunque también salían más caros.
- Hola Coronel, habla el Doctor XXXX, disculpe la hora, ¿cómo está?, yo bien, gracias, tengo un pequeño problema y necesitaría cuatro hombres en turnos de doce horas. Es en un edificio y eventualmente para acompañar a una persona, aunque sin grandes recorridos, sí, una mujer, una jovencita que se encuentra amenazada de muerte, aunque no creo que se concrete nada.
- En ese caso es mejor que le mande hombres de la Gendarmería Nacional, tienen poder policial para su accionar, en la calle los de Ejército son medio inútiles y si hay algún problema la Prensa y la Justicia se ensaña con ellos. ¿Dónde se los mando y a qué hora?...
Había trabajado en “retoques” con la esposa, la hija y con las tetas de la amante, no le salió tan caro, de todos modos, no perdí, la amante me dio un “bono” en varias cuotas, pero tuvimos que cortar porque quedaba destruida conmigo y después le costaba rendirle al “veterano” que comenzaba a sospechar.
Luego de ese recuerdo lo llamé al Director-dueño del Estudio de Abogacía que llevaba todos mis temas de mi familia y que también me debía un par de “favores” por “arreglos” a dos empleadas del Estudio, acá tampoco cobré mucho y “bonos” sólo me abonó una de ellas, con la otra no hubo ni siquiera intentos, le hice una sola cirugía y necesitaba como diez para ser agradable a mis gustos.
- Hola Gabriel, ¿cómo estás?, que raro vos a estas horas, ¿qué sucede?, -preguntó cuándo me identifiqué-.
- Gusto en saludarlo Doctor, perdone la hora, pero necesito que se haga cargo de un tema de mi exclusivo interés.
- Contame, yo te averiguo y si se puede dalo por hecho, si no se puede también, ya sabés cómo es esto.
Le conté bastante del tema y le di los datos que me pidió, quedó en que se ocuparía del tema a partir de la mañana siguiente y me quedé tranquilo con esto, desde el Estudio averiguarían hasta de que pierna cojeaba cada uno de los que estaban metidos en el tema de la Estancia y las otras propiedades del padre de Viviana. Después de esto le tocó el turno a mi madre.
- Hola mi cielo, te extraño, -contestó apenas atendió el teléfono-.
- No creo que sea para tanto porque ya vi que te llevaste mi “regalo”, te quería hacer una pregunta.
- Sobre el “juguete” de regalo no pienso decirte nada, se ha convertido en mi más íntimo confidente, jajaja, ¿qué querías saber mi amor?
- ¿Vos conociste bien al matrimonio tal que vivían en los campos vecinos al tuyo?
- Sí, los conocí por intermedio del abuelo, era una gente maravillosa, cuando falleció la mujer y el marido se volvió a casar dejamos de vernos, según la abuela, la mujer era una arpía que lo alejó de todos. Una desgracia atrás de la otra con esa familia, cuando el hombre falleció, de un infarto dijeron, aunque en el pueblo se comentaba otra cosa, la cosa es que, al poco tiempo desapareció la hija, se presume que la hicieron desaparecer y tuvieron varios problemas por esto, está todo inhibido y ahora tienen la Estancia como atracción turística porque no pueden hacer otra cosa, la mujer no estaba casada y no puede disponer de los bienes.
- Parece que estás bien enterada del tema, chusma, chusma, jajaja.
- Lo del chusmerío me lo contó la cocinera de la Estancia, ya sabés que cuando voy ella me pone al tanto de todo y lo de los bienes y las inhibiciones me lo contó nuestro Administrador porque hace un tiempo nos quisieron vender parte de los campos y descubrió que ni siquiera podían alquilarlo. ¿Por qué preguntás sobre todo eso?
- Te cuento, pero es muy importante, necesito que no lo comentes con nadie.
- Dale nene, prometido, ya me acostumbré a los secretos, jajaja.
- Resulta que el Mundo es una manzana, ¿viste que te conté que había atropellado a una chica pordiosera o similar y que la tenía en la Clínica?
- Sí, ¿te hizo algún juicio?, ¿te generó algún problema?
- No mamá, ahora la tengo en casa, resultó ser la hija desaparecida de ese matrimonio.
- ¡No puede ser!, esa chica no puede ser nunca una pordiosera, yo la conocí, hasta fui al cumpleaños de quince años, era una belleza de niña y ahora debe ser una belleza de mujer, estudiaba Agronomía y seguramente se escapó con alguno, no te dejes engañar nene.
- ¡Qué te dije de tus apreciaciones de mierda y preconceptos!, encima me tomás de estúpido, está delgada y desnutrida, pero es una belleza de mujer, hasta a mí me sorprendió el cambio, estaba huyendo porque la madrastra le quería hacer firmar el traspaso de los bienes y supo que la querían quitar del medio, hasta el novio le quitó.
- No te enojes cielo, eso también me lo contó la cocinera, me dijo que la arpía andaba con un pendejito. ¿Por qué esa chica está en tu casa?, quiero verla, ¿tenés algo con ella?
- ¡Por Dios mamá!, vení mañana a verla y no puedo tener nada con ella, hay una “viejita” de cincuenta y pico que me quiere tener a cada rato y me agota, jajaja. Está en casa porque la quiero ayudar a recuperar lo que es de ella, no sé, me dio por ese lado.
- No podés con tu genio, sos igual que yo, voy a hablar con el Abogado para pasarle los datos.
- No te gastés, ya lo interioricé de todo y desde mañana se va a abocar con el tema.
- Bueno, hiciste bien y decime, ¿dónde vamos a vernos nosotros?, con ella allí no se puede, además está Irina, se complica todo.
- Practicamos el celibato, vamos a hoteles o usamos la casa que tenía el abuelo en los límites de la Capital para “atender” a sus “asuntos”, ¿vos que decís?
- ¿Sabías de esa casa?, pillo, mañana mismo la mando a limpiar, me había olvidado de esa casa, la vi una sola vez cuando me entregaron los bienes y supe para que la usaba el abuelo, ni siquiera se ven los coches desde afuera, mañana a la noche podemos ir a verla, por hoy me voy a “charlar” un rato con el “juguete”, mañana paso por tu casa, portate bien, jajaja.
- Dale, te espero.
- Bueno, de paso te cuento lo de tu hermano con Leticia, no sé qué cagada se mandó este idiota, anda con ataques de celos y en cualquier momento se queda sin novia.
- Mamá, con mi hermano pasa algo similar a lo de papá, me importa tres mierdas lo que le pase, lo que sí es seguro es que si no la “atiende” bien… es mucha mujer para él, pero yo tengo otras cosas en la cabeza, te espero mañana.
Viviana continuaba poniéndose al día con los chismes de las Redes Sociales y usaba mi cuenta para eso, la puse al tanto de lo que había hablado y con quienes, avisándole de paso que mi madre la visitaría mañana. Se tensionó un poco con esto y me preguntó si mi madre era de confianza como para no comentar de su presencia.
- Para ella es como si fuera un secreto profesional, es más, enseguida me dijo de hablar con el Abogado para ayudarte, además, por su administrador sabe que en tu Estancia tienen todo inhibido, quisieron venderles unas hectáreas y ni siquiera pueden alquilar los campos.
- Con razón querían las firmas, entonces lo de la atracción turística campera debe estar por izquierda, ¿no?, ¡ahh!, me enteré por las Redes Sociales que figuran como novios esos hijos de putas...
- Pará un poco con tus aires de arrabal, tenemos que usar la cabeza y no, no sé lo del turismo, mejor es que eso lo averigüen los Abogados, mañana comienzan con el trabajo de investigación y vos vas a ir a un salón de belleza y luego a comprarte la ropa que te guste, si en algún momento hay que hacer acto de presencia quiero que estés de punta en blanco.
- Sí señor, sus pedidos son órdenes, haré de cuenta que me lo pide mi novio o mi esposo, jajaja.
- Reíte, pero si yo hubiera sido tu novio no hubieses pasado nunca por lo que pasaste, ni siquiera hubiera dejado que tuvieras algún tipo de miedo.
- Me lo imagino o posiblemente ya lo sé, la diferencia entre uno y otro es abismal. A todo esto, ¿tengo que dormir con vos?
- Mejor elegí alguna habitación, todas tienen baño y están armadas, si venís a mi habitación, con esa remera y sin sostén, me voy a olvidar de que estás deprimente y escuálida, andá, andá que estoy muerto de sueño.
Viviana se rio coqueta y encaró para dirigirse a una habitación cercana a la mía, sus muslos y piernas eran delgados, pero todo bien delineado, la cintura chiquita era tentadora como para posar mis manos en ella y los cachetes de sus nalgas que asomaban apenas por debajo de la remera actuaron dando un pequeño toquecito de atención en mi entrepierna. Era raro, no estaba acostumbrado a pensar así, pero se me antojó que no era mujer para pasar un rato.
GUILLEOSC - Continuará… Se agradecen comentarios y valoraciones.