La vuelta a casa de todo el equipo fue celebrada en todas partes, tras tener que realizar un par de actos oficiales el equipo por fin pudo tomarse unas vacaciones.
Pablo y su familia tenían previsto un viaje a la costa gaditana de una semana para recuperar fuerzas antes de las fiestas del pueblo que tanto le gustaban a Pablo a las que había invitado a Rober tras el beneplácito de sus padres.
La llegada a Cádiz fue algo pesada, puesto que el viaje fue en coche y fueron muchas horas. Tras hacer el check in en el hotel le dieron la llave de la habitación a Pablo en la tercera planta mientras que sus padres se irían a la cuarta. Era un todo incluido por lo que Pablo aprovecharía al máximo la comida y la bebida sin olvidar también el gimnasio pues no podía perder mucho la forma.
Era el verano perfecto, tras su actuación en el campeonato había varios equipos interesados en ficharlo y tenía que dar una respuesta lo antes posible por lo que esa semana de vacaciones la emplearía para tomar una decisión basándose en los pros y contras de cada oferta.
Quedó con sus padres a las 21 en el hall del hotel para cenar algo y luego dar un paseo por la playa y tomarse algo.
Cuando Pablo se dirigió a coger el primer plato de comida se topó con alguien que nunca pensó en encontrarse ahí.
Felipe: vaya vaya quien tenemos aquí, compañero ¿que haces tu en mi hotel?
Pablo: ¿cómo que tu hotel?
Felipe: claro, este hotel es de mi familia, lo dirige mi padre.
Pablo: anda, pues no lo sabía, es el que miraron mis padres para venir <respondió con cierto pesar en su interior>
Felipe: ¿en qué habitaciones estáis?
Pablo: ¿por qué quieres saber eso?
Felipe: joder tronco ¿no quieres un detalle de bienvenida?
Pablo: Pues depende del que sea la verdad.
Felipe: si quieres lo miro en el registro, no me cuesta nada.
Pablo: yo en la 342 y mis padres en la 441
Felipe: no están mal, si lo llego a saber os subimos a las suite. Ya os enviaré mañana un detalle con el servicio. Si necesitas algo tienes mi numero amigo
Pablo: gracias, voy a ver si pillo algo que tengo hambre.
Felipe: disfruta mucho
Pablo se sintió contrariado, no terminaba de asimilar toparse de repente con Felipe después de lo sucedido en la última noche, si él siquiera recordaba algo o si de verdad las intenciones eran buenas o había un trasfondo.
Al volver a la mesa les comentó lo sucedido a sus padres indicando que les llegaría un detalle de Felipe lo cual les agradó bastante.
Pablo se dirigió a su habitación ya de madrugada dispuesto a dormir y descansar. Se había propuesto ir a primera hora al gimnasio pero no confiaba en ir ya que prefería dormir algo. Programó el despertador a las 8 y se metió bajo las sábanas donde cayó rendido a los pocos minutos.
El despertador sonó como era inevitable y Pablo lo detuvo dando bandazos con la mano. Dudó seriamente si levantarse pero la conciencia le pudo y se vistió de inmediato con la ropa deportiva de la mochila y se dirigió al gimnasio en la planta -1.
Iba mirando y leyendo los grupos de whatsapp sin mucho interés cuando entró en el gimnasio y no reparó si había gente.
Felipe: joder, si parece que me persigues.
Pablo: coño tio que susto, que aún no soy persona joder.
Felipe: vaya, tenemos mal madrugar eh
Pablo: no sé ni porque he bajado, prefería dormir
Felipe: hay que mantener ese bonito cuerpo eh
Pablo: de eso quiero vivir, qué remedio.
Felipe: yo voy a terminar unas series y me voy ya.
Pablo: vale, yo voy a calentar y estirar primero
Pablo comenzó a calentar y estirar el tren inferior sin perder ojo de Felipe. Seguía sin confiar en él y prefería mantener las distancias.
Una vez había calentado bien comenzó un trote ligero en la cinta para correr hasta que comenzó a sudar. Acto seguido hizo polea pero estaba mal puesta y le quedaba muy arriba.
Felipe: espera que la he usado yo y está a mi altura ajajaja.
Felipe se puso detrás de Pablo y se arrimó pegando su entrepierna a la nuca de Pablo mientras bajaba unos niveles la máquina.
Pablo notó que entre el rabo de Felipe y su piel solo les separaba una ligera tela del pantalón de entrenamiento.
Pablo: podía, pero gracias.
Felipe: no te preocupes, tienes buenos brazos eh
Pablo: gracias, pero por favor no me sobes así.
Felipe: que pasa, que Rober si puede y yo no.
Pablo: exacto, puede quien yo diga que puede.
Felipe: ¿quieres que todos sepan lo que haces con los tíos? que eres un marica
Pablo: si tu también lo eres, qué problema tienes.
Felipe: que quiero follarte, si te dejas no digo nada. Si lo haces conmigo no diré nada a nadie.
Pablo: estoy con Rober, yo soy fiel.
Felipe: yo no voy a decir nada, eso queda entre tu y yo.
El silencio se apoderó del ambiente. Felipe masajeaba la espalda y trapecios de Pablo mientras este dudaba. Llevaba ya varios días muy cachondo y sin poder desahogarse con nadie, las pajas no le terminaban de convencer después de haber probado las glorias del placer con Rober.
Felipe: ya viste el rabo que tengo, te puedo llevar a la gloria
Pablo: donde y cuando.
Felipe: en tu cuarto ahora mismo si quieres.
Pablo: esto es entre nosotros eh, espero que cumplas tu palabra.
Felipe: ni te rayes, así será.
Ambos pusieron rumbo a los ascensores y fueron a la habitación de Pablo.
Al entrar en ella Felipe se tumbó en la cama directamente y se quedó mirando a Pablo.
Felipe: venga, empieza.
Pablo: empieza a que, que quieres hacer.
Felipe: pues primero quiero llenarte la garganta y luego tu culo.
Pablo no dijo nada, se acercó a la cama bajo la atenta mirada de Felipe. Pablo se dispuso a bajar el pantalón de Felipe y salió disparado el rabo de Felipe a medio izar. Era un rabo bastante admirable, sin ningún vello y unido a unos huevos bastante grandes y colgantes. Estaba operado de fimosis por lo que cuando empezó a crecer su glande se hizo majestuoso. Era el rabo más grande que había visto Pablo.
Felipe: venga, empieza
Pablo comenzó a subir y bajar lentamente la piel del rabo de Felipe lo que hizo que llegara a su máximo tamaño, notaba el calor en su mano y como palpitaba mientras le pajeaba. Entonces cerró los ojos y se dispuso a llevarse ese trozo de carne a sus labios. Rodeó con sus labios el cálido glande, en ese momento escuchó un leve gemido de la boca de Felipe. Como pudo Pablo comenzó a bajar con sus labios sobre el duro rabo de Felipe que disfrutaba de cómo su rabo iba ganando centímetros en la garganta de Pablo. Tuvo que detenerse ya que las arcadas iban a poder con él y tenía que respirar. En la siguiente embestida Pablo acompañó su bajada con su mano para hacer una paja mientras subía y bajaba del rabo de Felipe. Esto hizo que Felipe ahora empezara a gemir y a respirar fuerte.
Felipe: si sigues así me corro en breve.
Pablo hizo caso omiso a las palabras de Felipe y continuó igual en su labor, cuando notó que Felipe estaba próximo al orgasmo aceleró sus movimientos a la vez que con la mano libre acariciaba los huevos de Felipe. Este cogió con sus manos la cabeza de Pablo y la subía y bajaba de manera frenética mientras Pablo simplemente apretaba sus labios firmemente contra el rabo.
Felipe: mírame, ¡abre los ojos! quiero verte mientras te lleno de lefa!!!
Pablo abrió los ojos y miró a Felipe, el cual ni pestañeaba mientras agitaba de arriba a abajo su cabeza.
Felipe: aqui viene, tragatelo todo marica, aghghhghhh
En la última estacada Felipe metió todo lo que pudo su rabo en la garganta de Pablo, sintió como el rabo se hinchaba y el cuerpo de Felipe sufría descargas con cada trallazo de leche que caía en la garganta de Pablo que empezaba a soltar lágrimas de las arcadas que le empezaban a dar.
Felipe en cambio seguía sin pestañear, su semblante era una mezcla de enfado, satisfacción, cansancio. Cuando terminó, por fin liberó la cabeza de Pablo y pudo respirar y calmar las arcadas. Pablo notaba dolor en la mandíbula y a su vez un sabor extraño en su boca, una mezcla de sudor y de la leche de Felipe, se terminó de limpiar con la sábana y se puso en pie.
Felipe: ha estado de lujo, ya me darás el resto otro día.
Pablo: ¿qué? Ya estamos en paz eh.
Felipe: no no no, aún me debes esto
Pablo: eso no es así, quedamos en que iba a ser ahora.
Felipe: te recuerdo que yo te he dicho que quería follarte y por el momento solo me has comido el rabo.
Pablo: no es justo, me has engañado tronco.
Felipe: tranquilo, tienes varios días para avisarme y vengo, tú me dices cuando quieres que te reviente el culo.
Pablo no tuvo tiempo de replicar, Felipe salió de inmediato de la habitación. No sabía que hacer, el miedo pero también el remordimiento se habían apoderado de él y no sabía cómo gestionar la situación.
La verdad es que no le había disgustado el rabo de Felipe, si follaba así la boca seguro que le daría una tremenda follada de culo. La realidad volvió y Pablo fue consciente de la hora que era y que tendría que bajar a desayunar con sus padres en breve. Ventiló la habitación y se dió una ducha rápida.
Salió disparado al hall para reunirse con sus padres que ya llevaban unos minutos esperándole.
Esa mañana estuvieron en la playa todo el día, Pablo se tumbó y hasta se quedó dormido, tanto que le tuvieron que despertar sus padres ya que no se enteraba. Fueron a cambiarse y al entrar en la habitación Pablo se encontró una carta del hotel con una invitación al spa y un masaje relajante a cada uno.
Era un detalle la verdad, parece que Felipe había cumplido en eso con ellos y era de agradecer.
Pablo entonces envió un mensaje por whatsapp a Felipe agradeciendo en nombre de todos el detalle.
Pablo: gracias por lo del spa, de parte de mis padres también.
Felipe: nada, si no podéis en la hora que os pone me lo decís y os lo movemos.
Pablo: lo comento con mis padres y te digo.
Felipe: Okey tio.
Pablo: oye…. ¿Esta noche qué haces?
Felipe: ¿yo? nada, trabajar.
Pablo: pues ya sabes mi habitación.
Felipe: ajajajajaja ya ya. Si quieres sobre la 1 termino mi turno.
Pablo: vale, estaré despierto.
El morbo se había apoderado de Pablo, un impulso había podido con él y había caído en la tentación de terminar lo que tenía pendiente con Felipe.
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