Gracias por vuestros comentarios a mis anteriores relatos, estos me animan a seguir compartiendo con vosotros mis aventuras sexuales.
Hoy os contaré como descubrí la bisexualidad de mí marido.
Javier y yo tenemos un grupo de amigos desde hace bastante tiempo, solemos hacer escapadas juntos y muchas veces salimos a cenar.
La pasada semana tuvimos vacaciones y fuimos con nuestros amigos a la playa, alquilamos una casa para los ocho, tenía una piscina particular, donde hemos disfrutado del sol, unas veces con ropa y otras desnudos, aunque cada pareja tenemos diferentes relaciones sexuales, todos somos naturista.
Una de las parejas, Ana y Hugo, son también muy liberales, han tenido relaciones sexuales fuera de la pareja, luego están Nuria y Alex, ellos dicen que no buscan sexo fuera, pero aceptan que en un momento puede pasar y no les importaría, los más tradicionales son Lucia y Mario, quieren ser fieles y no contemplan la infidelidad por ahora, pero para nada critican a los demás.
La verdad es que nuestro amigo Mario está muy bien dotado, es una pena que Lucia y él sean tan tradicionales, Javier y yo les bromeamos muchas veces:
“Estamos a vuestra disposición, para lo que queráis” ellos se ríen y Lucia se reafirma: “Javier siempre me has gustado, en un futuro quién sabe” a mí marido se le pone cara de tonto.
La verdad es que a mí eso no me molesta, Luciá y Javier tontearon al principio de conocernos, pero no llegaron a acostarse, al menos eso es lo que mi marido me ha dicho, por otro lado tampoco habría pasado nada, yo era virgen cuando empecé a salir con Javier pero él ya había estado con otras mujeres, eso era bastante normal en las parejas.
Decidimos que una vez en la playa, durante la cena, contaríamos nuestro intercambio y la intención de seguir disfrutando de nuevas aventuras, veremos que opinan, quizás Ana y Hugo se animen, aunque me gustaría hacerlo con Nuria y Alex, la idea de ser su primera infidelidad me atrae, tiene más morbo.
Aunque lo que más me gustaría es convencer a Lucia y Mario, él está muy bien dotado y se que mí marido tiene una espinita clavada por no haber follado con ella cuando estuvieron juntos, al parecer ella no estaba segura de querer hacerlo.
Sería perfecto, las cuatro parejas con los mismos deseos sexuales, practicando sexo abiertamente unos con otros, ahora que ya he probado con una mujer puedo enseñar a mis amigas a disfrutar del lesbianismo.
La segunda noche nos quedamos con Ana y Hugo tomando una copa de vino en la piscina, los demás se fueron a la cama, estaban cansados, creo que los cuatro lo hicimos premeditadamente, cuando ya estábamos solos, fue Ana la que primero se lanzo,
“Me siento con ganas de probar algo nuevo esta noche”
Se quito la camiseta y a continuación el shorts quedando completamente desnuda, estaba claro que buscaba sexo, a mí también me apetecía,
“Desde luego estas lanzada, no andas con rodeos” dije.
Ana siempre fue la más liberal nosotros, ella fue la que propuso a Hugo tener un intercambio de parejas.
¿A que esperáis? dijo,
Hugo la siguió, miré a mí marido y decidí hacer lo mismo, Javier no tardó en quitarse la ropa, ya estábamos los cuatro desnudos.
Ellos empezaron a sobarse, tenían más experiencia en intercambio de parejas y se notó, yo metía mano a Javier cuando se acercaron a nosotros, Hugo cogió el pene de Javier y empezó a masajearlo mientras le besaba en la boca, me sorprendió que mí marido no le rechazo y se entregó a nuestro amigo, esto me calentó y me fui directa a por las tetas de Ana, a partir de ese momento, los cuatro nos fundimos, sin distinción, en tener sexo de forma indiscriminada.
Nunca me habría imaginado llegar a sentir tanto placer viendo a mí marido con otro hombre, el morbo de verle chupar la polla a Hugo fue un momento excitante y difícil de explicar.
Los cuatro tuvimos sendos orgasmos, yo con Ana y otro con Hugo que se corrió en mí boca, después de alargar lo bien que la chupaba,
“Paula me has hecho la mejor mamada de mí vida, espero que mí mujer no se enfade por decirlo”
Ana se reía mientras mí marido la follaba el culo de forma salvaje.
Fue una noche inolvidable.
A la noche siguiente, estuvimos de acuerdo en el intercambio de pareja, Ana durmió con Javier y yo con Hugo.
Os confieso que hubo momentos en los que me sentí enamorada de Hugo, sus caricias me recordaban a mí amado Javier, era algo más que sexo, supongo que el ser muy amigos hizo que me encontrase tan a gusto con él.
Dormí abrazada a Hugo, pero pensando en Javier mí gran amor.
Al día siguiente mí pensamiento voló a un sueño futuro, la idea de tener sexo los ocho juntos, me pareció que sería una situación perfecta.
Nuria y Alex no parece que tarden mucho tiempo en unirse a nosotros y espero que Lucia y Mario llegue un momento en que se animen también a probar. Seríamos una familia ideal entre amigos con derecho a sexo.
Después de la experiencia bisexual de Javier, un día me propuso probar un cambio de role,
“Cariño quiero que esta noche tú seas el hombre y me domines”
Yo ya había tenido sexo con otra mujer y esta nueva aventura me atrajo.
“Cuando tú quieras te haré mí puta” le dije sonriendo.
Hicimos el amor varias veces esa noche, él se dejaba llevar y yo decidía lo que hacer,
“Ahora cómeme el coño” le decía y él obedecía rápidamente,
“Y ahora fóllame el culo” y lo hacía.
Fue una aventura diferente a lo vivido hasta ahora.
Mí marido se ha adaptado muy bien a jugar el cambio de role y disfruta mucho con ello, es una situación que tiene mucho morbo, aunque confieso que a mí me gusta más su lado viril, siento más placer siendo dominada.
Un día, después de comer, Javier me sorprendió vestido con ropa mía, no pude evitar reírme de la pinta que tenía, esto le debió molestar pues se fue hacía mí y de forma brusca me arranco la ropa, de un tirón me quitó las bragas, me puso a cuatro patas y me dijo que iba a ver de lo que era capaz un macho vestido de mujer, buscó un cinturón y por primera vez desde que nos conocemos me azotaba, el morbo de la situación hizo que la excitación superará con creces al dolor, me sentía tan dominada por un hombre, aparentemente afeminado, que sentía que el cuerpo iba a explotar de placer, me olvide de que era mí marido y le animé a follarme sin contemplaciones, me sentía puta y así quería que me tratase, tuve el orgasmo más intenso de los vividos hasta ahora, nunca le había visto follar con tanta intensidad, me dio por culo sin preguntar si le dejaba, se corrió en mí boca y me obligó a tragármelo, cuando terminamos, me abrazo y volvió el marido dulce y cariño del que estoy enamorada.
No he hablado con Javier de la posibilidad de volver a tener sexo con otro hombre, de momento, él se encuentra cómodo mostrando su lado femenino conmigo.
Ahora de vez en cuando Javier me sorprende vestido de mujer, el cambio de role se ha incorporado como una forma más en nuestra vida sexual.