Tras la intensa cogida, suegra y yerno quedaron tendidos sobre la cama durante bastante tiempo. Ya en la tarde, Merche le indicó que quería irse a su casa, pero Julio le dijo esperara que el la llevaría.
Una vez en la casa de la suegra, aquella se negó a volver con el yerno, quien le instó a quedarse a dormir con él en la vivienda de la hija.
Merche en la noche volvió a recordar la tremenda cogida del yerno, y la intensa eyaculación en su coño, que aún resumía restos de la misma, dada la abundancia de aquella. Ya había pasado de los cuarenta, pero aún continuaba fértil, y por ello, las probabilidades de un embarazo sabiendo el estado en que se encontraba no eran descartables. Confiaba en que sus óvulos no fueran del todo tan fecundos, y que eso la salvara, pero tenía serias dudas.
Al día siguiente, buscó una excusa y no acudió a la casa del yerno. Sin embargo, su hija le llamó por teléfono, y no tuvo más remedio que indicarle que iría por la tarde. Era una temeridad, pero no podía decirle que no a su hija. Por suerte entró en la casa, y no se hallaba Julio. Rápidamente se pudo a limpiar la casa, poner una lavadora con la ropa usada del joven, y hacer algo de comida para la cena.
Julio acudió a comer a su casa, observando que su suegra no había venido. No tenía claro que pudiera venir en la tarde. No obstante, llegó a casa un poco antes de que la mujer terminara.
Al verlo llegar Merche se agitó. Ya pensaba que le iba a dar tiempo a marcharse.
-Hola Merche. ¿Cómo se encuentra?
-Ah has llegado. Bueno… estoy terminando. Te he dejado la cena preparada.
El joven la miró y le dijo: ¿Porque tanta prisa suegra? ¿Quién le espera en su casa? Relájese. Luego la acercó yo a su casa.
Merche le miró. Al instante supo las intenciones del joven. Estaba claro que quería volver a copular con ella. Aquel joven era incansable. No obstante, no le hizo comentario, y continuó con lo que estaba haciendo, mientras Julio se ducho, colocándose como solía hacerlo, un pantalón corto y una camiseta, esta vez de asillas.
La mujer le miró y le dijo: ¿pero no me ibas a llevar? ¿Porque te has cambiado de ropa?
El joven la miró y le contesto: bueno Merche me encontraba muy sudado y necesitaba un baño. Además, ¿se quedará a cenar al menos con su yerno?
-Ay Julio. Que te conozco. Luego quieres más. Mejor me llevas a casa, ya. O, tomo un taxi.
El joven observó a la suegra, que estaba limpiando un mueble. Se fijó en el precioso trasero de la misma, que al agacharse mostraba la anatomía perfecta de aquella parte del cuerpo. La mujer se dio cuenta, y le dijo: ¿Qué estas mirando? ¿Me estabas mirando el culo?... no tienes remedio.
Julio la miró, sonriéndole, se tocó sus genitales y le contesto: Uf suegra. Es que tiene un trasero de infarto. ¡Creo que voy a tener que clavarla por ahí también!
Merche se agitó ante aquellas palabras. Miró al joven, diciéndole. ¡Ni lo sueñes! ¡Jamás me la meterás por ahí! ¡No pensé que fueran tan degenerado! Además, tampoco me la vas a volver a meter más. Esto debe acabar.
El joven ya se encontraba envalentonado. Someter a su suegra, era algo que lo excitaba de una forma bestial. Nunca había enculado a su mujer. Pero el precioso trasero de su suegra, era algo que no se podía desperdiciar. Al instante, pensó en cómo se sentiría meter su verga dentro del culito de la suegra. Agitado, se incorporó y se acercó hasta la mujer. Merche al verlo venir, se quedó inquieta. Inmediatamente detectó el enorme abultamiento en la entrepierna del joven, y su inquietud aumento.
-Oh. ¿Qué pretendes?… No te acerques…. Julio… ¡ya está bien! Me vas hacer cabrear. …
Julio no le contestó. Se acercó a la misma, y la sujetó por detrás, al tiempo que pego sus genitales al trasero de la mujer, con la finalidad de que aquella se percatara de su erección. Uf Merche. ¿ha visto como me ha puesto? Me la ha vuelto a poner dura como un risco.
-sueltamente Julio. Oh … no. instintivamente la mujer echó la mano hacia atrás, y comprobó el envaramiento del joven. Su cuerpo se revolucionó. No podía ser. Su yerno quería cogerla de nuevo. ¡para por favor… detente…!
Pese a sus protestar, las manos del joven se apoderaron de sus pechos, besándola en el cuello, mientras le restregaba sus genitales por todo el trasero. Mientras la manoseaba, le susurró al oído: uhm suegrita, “creo que le voy a pegar otra clavada”.
Merche se revolvió intentando quitárselo de encima. El joven con su enorme poderío físico, la sujetó con firmeza, mientras procedió a subir el vestido hasta la cintura, quedando el trasero de la mujer a su disposición. Al instante, le metió la mano por la parte trasera de la braga, y fue bajando hasta alcanzar el ano de la suegra. Merche se estremeció al sentir el dedo del joven, masajear el orificio anal, haciendo intentos de hurgar en el mismo. Pensó: este nene me la quiere meter por el culo. ¡Sera cabrón! Oh que haces… saca la mano de ahí….o oo nooo
La mujer se quedó petrificada al ver como el joven, con gran habilidad, había bajado la mano hasta su vagina, había untado el dedo con sus ya abundantes jugos vaginales, y volvió al orificio anal. Masajeó de nuevo la entrada, logrando meter el dedo corazón íntegramente en el mismo. Pese a revolverse la mujer, el joven inició movimientos de perforación con el dedo, ensanchando el esfínter. Oh suegra… ha visto que bien le entra … uf ¿cómo será cuando le entre mi verga?…
La mujer profirió toda clase de improperios, insultos de todo tipo, gritando que le sacara el dedo del ano. Pero el joven, volvió a sacarlo, para nuevamente untar ahora dos dedos en los jugos vaginales, y penetrar, esta vez forzando el orificio, entrando esto a presión. Le había logrado introducir el dedo corazón e índice. Merche dio un alarido.
Gritaba, pateaba, mientras se sentía sujeta contra uno de los muebles de la sala, al que tuvo que apoyarse, viendo como el joven terminaba de bajarle completamente la braga, y volvía a endosarle sus dos dedos en el ano.
Julio por su parte estaba asombrado. No pensaba que le pudiera entrar tan fácilmente sus dos dedos en el culito de la suegra. Eso le produjo una erección de campeonato. Quizás había posibilidad de clavar a la madre de su mujer por el ano. Algo que, aunque había imaginado, jamás había pensado que pudiera ocurrir.
Mientras arremetía con los dedos fuertemente en el trasero de la mujer, logró bajarse el pantalón corto, emergiendo su mástil con una fuerte erección. Su enorme glande le pareció imposible que pudiera entrar en aquel prieto culito. Pero, tomar a la suegra por el culo, era el mejor sometimiento para aquella hembra. Esta vez sí le iba a bajar los humos. ¡se la iba a clavar por el culo!
Las protestas de la mujer se incrementaron. Pero el joven la sujetó fuertemente, y mientras continuaba hurgando el ano de la misma con sus dos dedos, observó cómo se dilataba y entraba con relativa facilidad. Excitado acercó la punta de su polla al trasero de la suegra. Al propio tiempo con sus manos sujetó fuertemente la cintura de aquella, obligándola abrir sus nalgas metiendo sus piernas entre las de la mujer. En un momento dado, sacó los dedos del orificio anal, y lo sustituyó por su pene.
Merche, estaba agitada. Se sentía sometida como nunca. El yerno no solo la había follado varias veces de forma brutal, sino que ahora pretendía encularla. Cuando menos se los esperaba, sintió caliente glande del joven a la entrada de su ano. No. el cabron me la va a meter…Nada pudo hacer. Al instante, sintió como su ano se tuvo que abrir completamente para permitir el acceso del glande de la buena verga de su yerno…. Ya tenía una parte dentro de ella. Nunca se lo habían hecho. Jamás imaginó que la verga del joven pudiera caber en su ano. Gritó de dolor, pero él joven se detuvo. Al contrario, con suma decisión, la sujetó con firmeza y metió varios centímetros de su polla en el culo de la mujer. Merche, no solo percibía el dolor que le causaba, sino que sentía la dureza, y enormidad del pene de su yerno, que iba entrando poco a poco en su oficio anal.
-Oh nooo sácala… te voy a matar … ooo me haces daño oooo
Julio, lejos de sacarla, arremetió con dureza contra el trasero de la mujer, logrando encajar la totalidad de su verga en el ano de aquella. ¡ya estaba toda dentro! ¡Tenía totalmente enculada a su suegra! Oh si suegra… uff ya está toda dentro. Uhm suegra que buen culito. ¿Siente mi polla dentro verdad? ¿siente la polla del marido de su hija abriendo su culo?
-Oh Julio… ¡de esta de mato de verdad!... oo que dolor.
El joven quedó unos instantes dentro de la misma sin moverse. Sentía la enorme presión de las paredes del ano intentando estrangular su verga. Espero. Después de unos minutos, comenzó a sacársela un poco para volver a penetrarla totalmente. La embestía con tal potencia, que la mujer se estremecía de forma asombrosa. El poderío del joven era tal, que la tenía a su completa merced.
Arremetía con dureza, entrando y saliendo con enorme dureza del culo de la suegra. Le estaba partiendo literalmente el culo de la misma. No respetó las suplicas de aquella. Merche le suplicaba que la sacara, pero el le contestaba con mayores arremetidas, diciéndole: quiero que sea mía totalmente suegra. De ahora en adelante me obedecerá siempre. Y cuando quiera follarmela… se entregará sin rechistar. ¿Me ha oído? - le decía mientras la clavaba sin piedad abriendo el culo de la mujer al máximo.
La polla del joven entraba y salía del culo de la suegra cada vez con mayor intensidad. A Merche le parecía que su culo se iba a romper totalmente. Le ardía el culo. Pero, sorpresivamente, el joven alargó su mano, metiéndola entre sus piernas, y comenzó a tocarle abiertamente los labios del coño, concentrándose en su clítoris. Eso relajó totalmente a la Merche. No solo la polla del joven entraba con holgura, sino que ella comenzó a excitarse, viendo con sorpresa, como alcanzaba un orgasmo. No se lo podía creer. Comenzó a desfallecer. Sin embargo, pese a correrse en aquella extraña posición, el joven continuó martilleando su ano.
Tanto, que Julio se dio cuenta que estaba punto de venirse. Aceleró, haciendo que sus penetraciones fueran más rápidas, para terminar, gritando, mientras se venía en el culito de la suegra. Merche, sintió la caliente leche del joven yerno regar sus intestinos. Aquél la continuó penetrando unos minutos más, hasta que por fin salió del ano.
Julio observó el enorme boquete que le había quedado a su suegra, pero no le dijo nada.
La mujer se giró, y sin esperar, le atestó una fuerte cachetada. Hijo puta… me has roto… mientras comenzó a llorar. Se quedó como rendida sobre uno de los sillones del sofá, tumbada en el mismo. Se notaba rota, y en cierto sentido maltratada, y sobre todo humillada.
Julio no la quiso contrariar y espero. Pasó más de un cuarto de hora, Luego, la mujer se incorporó, echo una mirada de odio al joven, y marchó hasta el propio dormitorio de matrimonio, con la intención de poder evacuar y asearse. Estaba dolorida, y le costaba caminar. ¡El yerno la había abierto toda!
Al poco tiempo, el joven la siguió. Entró en el dormitorio, y observó que la suegra se encontraba metida en la ducha. Al verla completamente desnuda bajo la ducha, sin pensarlo mucho, se desnudó por completo y entró dentro con ella.
-¿Qué haces? No … joder para ya.- le dijo al ver desnudo al joven acercarse a la misma.
-relájese suegra. Solo quiero ducharme con Vd. Ya dentro, tomó le esposa le echo un poco de gel, y comenzó a enjabonarla suavemente. Esta vez empleó toda la delicadeza posible, con suma suavidad. Era como si la acariciara. Se dedicó a pasar la esponja por el cuerpo de la mujer concentrándose en sus partes más erógenas, pero muy despacio, suavemente. Tan delicado, que la mujer se confió y se pegó a su cuerpo refugiándose entre los brazos del joven mientras aquel continuaba enjabonándola. Este pasaba las manos por los pechos de la mujer, los masajeaba con la esponja, pasaba al cuello, y hasta las partes íntimas de aquella.
Merche estaba dolorida y enfadada por lo ocurrido. Había sido violentada por su yerno. Sin embargo, aquel joven tenía algo que la enloquecía. Las suaves caricas del joven con la esponja, acariciando su cuerpo desnudo, la desencajaron. Tanto, que, girándose hacia el mismo, le retiró la esponja, y fue ella la que comenzó a enjabonar a aquel. Comenzó por el pecho, los brazos, el abdomen, hasta llegar a los genitales del mismo. Se quedó boquiabierta al comprobar como éstos se encontraba de nuevo a pleno rendimiento, y con una soberana erección. Sin decirle nada, paso la esponja por el nabo del joven, enjabonándolo, notando como el calor interior de su cuerpo aumento. Se comenzó agitar. Esa calentura aumentó al pasar las manos por los testículos del mismo. Merche miró nuevamente sorprendida al yerno, viéndose obligada a exclamar: ¿te acabas de correr y ya estas así? Joder ¿parece que no te haya corrido?
Es vd. suegrita que me pone así.
La mujer no le contestó y continuó enjabonándolo. Luego comenzaron a echarse el agua para retirar el jabón, sintiendo la mujer como el joven la tomaba por la cintura, y le ponía el falo entre las nalgas de su trasero. Se giró y le dijo: ¿no pretenderás volver a meterla por ahí?
El joven le sonrió diciéndole. Ganas no me faltan. Pero creo que debemos descansar un poco y luego cenar.
Al rato, salieron de la ducha, secándose. Tras permitir que la mujer se colocara la braguita, el joven le dijo: no se ponga la ropa. Vamos a descansar. Y tomándola de la mano la llevó hasta la cama. Se recostaron en la misma. Merche, se acostó de espaldas al joven. Mientras, Julio la tomo y la abrazó quedando ambos medios dormidos durante casi una hora.
Fueron despertados por una llamada de móvil. Julio comprobó que era una videollamada de wasap de su mujer. No quiso contestar de momento. Se colocó el pantalón y camisilla, haciendo la mujer lo propio colocándose un traje de los que acostumbrada a estar en la casa de su hija. Fueron a la cocina, y desde allí le hicieron la video-llamada. Estuvieron hablando durante un buen rato, y con la niña, sin levantar sospechas.
Aquella no sospechó nada, alegrándose que estuvieran a bien cenando juntos. Tras acabar, se fueron a cenar. Ya era de noche. Merche le dijo que se sentara a ver la tv que ella terminaba de limpiar la cocina. Era consciente de que el joven esa noche no la iba dejar marchar para su casa.
Mientras terminaba de limpiar, Merche se notó nuevamente caliente. ¡No sabía que le pasaba con aquel joven! Al instante le entraron deseos de volver a coger con el mismo. Había recibido esa tarde una tremenda cogida de su yerno, quien la había sometido por el ano, y, sin embargo, percibía que se la iba a follar nuevamente. En el fondo estaba entregada. Había comprobado los testículos del joven en la ducha, y había detectado que seguían bastante llenos. Era consciente de que aún podía estar ovulando. Permitir que el joven se corriera en su coño era una temeridad, y aun así se sentía atraída al deseo. Aún se sentirse magullada por el intenso revolcón, pero, percibía que esa noche la iba a pasar con el joven.
He terminado. ¿me acercas a casa?
Julio la miró y le dijo: Ya le dije que esta noche se queda en casa. En el fondo necesita que le haga compañía.
Merche esta vez no contestó. Había traído una muda de ropa en el bolso, y se fue al dormitorio principal. No sabía que ponerse para dormir con el yerno. Observó un camisón bastante corto de su hija, y unas braguitas más atrevidas que las que solía usar normalmente. Decidió ponérsela. Al notar el calor de su cuerpo, localizó el termómetro que sabía guardaba su hija en el propio dormitorio, y tras tomarse la temperatura, comprobó que tenía varias centésima por encima de lo normal. Sospechó que aún seguía ovulando.
El joven se había corrido abundantemente en el día de ayer, estando en ese estado. Pese a resultar peligroso, deseaba volver a sentir al joven semental, que la poseyera y volviera a correrse dentro de ella otra vez. Esa noche no llevaba sostén. Sabía claramente que la visión de sus puntiagudos pezones sobresaliendo sobre el corto camión iban a excitar al máximo al yerno.
Se miró en el espejo, y se dijo: “joder parezco una puta buscando macho”. Tan caliente estaba que decidió salir en aquella forma y presentarse ante el joven. Cuando Julio la vio llegar hasta la sala de la tv, al comprobar como venía vestida, su pene se envaró al instante. Observó a su suegra, y se dijo que era una tremenda hembra. Pese a sus cuarenta y tantos años, estaba más apetecible que cualquier jovencita.
Merche apagó la luz de la sala, quedando la sala solo con la luz que emitía la propia tv. Se fue acercando hasta el joven, sin decirle nada, colocándose en medio de la sala, comenzó a contonearse, diciéndole: ¿Ya no quieres que tu suegra te haga un estriptis?
Sin esperar respuesta, comenzó a realizar movimientos sexys, agachándose y mostrándole su trasero, luego se bajaba un poco uno de los laterales del camión, dejando al descubierto uno de sus pechos, mostrando el pezón totalmente tieso y enfilado. Se lo tocó con sus propias manos, como si fuera una vedet. Poco a poco se fue acercando hasta el joven que continuaba sentado en el sofá. Colocó su entrepierna delante de la cara del joven, y le dijo: ¿no vas a bajarme las braguitas? ¿no quieres saber las braguitas que llevo? ¡son de tu propia mujer!
Julio sin contestarle, con una erección a rabiar, metió las manos por debajo del camisón, alcanzó los laterales de la braga y se la bajó suevamente. Tras dejar las bragas a un lado del sillón, la mujer, levantó una pierna colocándola flexionada encima del sofá mientras con la otra se mantenía de pie. Ello permitió dejar a la vista del joven, la hermosa pelambrera de su suegra, y la raja de su vagina. Estaba desconcertado, la propia madre de su mujer, le estaba pidiendo que le comiera el coño.
Cuando la mujer sintió los labios de joven en su vagina, se agitó, y al instante colocó sus manos en la cabeza del mismo, para poder sujetarse. Julio era un experto en comida de coños, por lo que la mujer pronto se notó tan excitada que sintió la necesidad de correrse. Por ello, lo detuvo, y retirándole el pantalón corto que llevaba puesto, así como el slip, miro la tranca del mismo enfilada hacia arriba como un verdadero misil.
Oh nene ¿cómo estás? Excitada, completamente entregada y llena de pasión, se agachó un poco tomando la verga en su mano, manipulándola, viendo que eso agitaba al joven. Tras unos momentos de manoseo del vástago, su excitación le llevó a bajar la mano y palpar los testículos del mismo. Se dio cuenta que aquel joven se había recuperado bastante rápido, exclamando: Que cabronazo. Parece que los vuelves a tener llenos.
Ella quería llevar la voz cantante esa noche, por lo que acercó su boca a la del joven y comenzaron a morrearse, besándose ardientemente. Mientras lo besaba, Merche volvió a tocar los testículos del joven, como si no estuviera segura de haber comprobado como estaban aquellos. Los palpó abiertamente. Al darse cuenta de que era cierta la recuperación del joven yerno, le dijo: ¿no me digas que quieres volver a regar el coño de tu suegra nuevamente? ¿Es que quieres terminar preñándome?
Julio, le respondió: ¿Se ha dado cuenta? Los vuelvo a tener repletos. La voy a dejar nuevamente bien llenita.
Merche estaba tan desesperada, que, abriéndose de piernas, se situó encima de los muslos del joven, y acercando su vagina, se posicionó encima de la tranca del yerno. La manoseó un poco, descapullándola, para luego dejarse caer, poco a poco, viendo como ingresaba en su caliente coño, la barrena del joven. Oh ..siii…o joder como me llena… uf estas como un caballo.
Julio se percató del intenso calor del coño de la suegra. Parecía una caldera en ebullición, y eso lo aceleró. La mujer comenzó a cabalgar su polla en aquella posición, mientras lo besaba, para luego retirarse ella misma el camisón, y quedarse completamente desnuda encima del joven. Sin poder contenerse, le acercó sus erectos pechos, acercándoselos a la boca. Cuando sintió los labios y la boca del mismo apoderarse de sus pezones, comenzó a retorcerse, subiendo y bajando a buen ritmo. El joven, viendo la tremenda excitación de la madre de su mujer, tomó las nalgas de aquella, acariciándolas, y ayudándola en los movimientos de subida y bajada. La mujer subía, para luego dejarse caer fuertemente, clavándose íntegramente el tremendo falo del joven, el cual retorcía con movimientos circulares de sus caderas, estrujando el pene dentro de su vagina, para volver a subir, y volver a realizar la misma operación.
Merche estaba tan caliente, que pese haberse corrido en la tarde, a los pocos minutos volvió a conseguir el orgasmo. Entonces cesó en su cabalgada, sentándose completamente encima de los muslos del joven, con todo el sable dentro de ella, totalmente encajado, retorciéndose, y gritando sin parar, mientras terminaba en una corrida fenomenal.
Julio permitió que aquella se corriera. Luego le hizo incorporarse, y tomándola de la mano, la llevó hasta la cama del dormitorio donde solía yacer con su esposa. Allí la volvió a echar sobre la cama, comprobando como la mujer accedía bastante receptiva, abriéndose de piernas, para que terminara clavandola.
En esa posición, el joven comenzó a embestirla fuertemente, como en otras ocasiones, con movimientos tan penetrantes que sacudían todo el cuerpo de la mujer. Oh me matas… o siii sigue… cógeme mi macho ooo
Julio apenas hablaba. Estaba concentrado en perforar una y otra vez el coño de la suegra. Todo su pensamiento era en que su verga le entrara lo más adentro posible. Y lo estaba consiguiendo. Merche estaba asombrada. El marido de su hija, le metía su pistón con tanta fuerza y pasión, que parecía abrirle el coño un poco más en cada embestida. Ella tampoco pudo más, y agarrándose al joven, comenzó de nuevo a alcanzar su segundo orgasmo de la noche. Su gozo era enrme.
Pese a estarse corriendo a la mujer, Julio no ceso de penetrarla. Notaba como la mujer se venía en un orgasmo estremecedor, con gemidos enloquecedores. En ese momento se dio cuenta que él necesitaba descargar. Notaba emerger de nuevo su semen. Quería volver a llenar a su suegra.
Merche, mientras se agitaba acabando su orgasmo, se dio cuente de la pronta eyaculación del joven. Lo miró a la cara, fijamente, y le dijo: oh cabronazo ¿quieres correrte dentro otra vez?... … ¿quieres volver a llenarme?
Y poniendo cara de auténtica mujer en celo, le dijo: ¿qué esperas? ..¡Hazlo!..… “lléname de nuevo”. …. Vamos ¡preña a tu suegra!... oo cabronazo… Y, cuando sintió las primeras lechadas del joven, acabó exclamando: oh si Julio…. lo vas a terminar consiguiendo oooo siii sigue así…
Merche se abrió todo los posible para que el semen del joven fuera lanzado lo más profundamente posible. Era como si se hubiera entregado al joven, y deseara que de verdad la embarazara. Estaba como loca. Aquel muchacho la enloquecía de placer. Tanto que se estaba entregando totalmente.
Julio arremetió con fuerza, echando hasta la última gota de su semen dentro de la vagina de la madre de su mujer. Luego se quedaron uno sobre el otro, abrazados, agotados. Para cuando el joven se retiró, la mujer se dio cuenta que su yerno había vuelto a venirse copiosamente dentro de ella. Estaba segura que sus posibilidades de embarazo, pese a su edad, habían aumentado.
Se quedaron abrazados durmiendo en la misma cama toda la noche hasta la mañana siguiente. Tras levantarse, Julio se preparó para marchar a trabajar, viendo como Merche le preparó el desayuno. Antes de marcharse, aquella se acercó y lo besó en la boca. El joven la miró, y le pregunto: Uh, suegrita, …¿te quedarás en casa hasta que vuelva?
Merche lo miro, sonriendo, diciéndole: Te estaré esperando. Le dijo sonriendo.
???