A distancia y de cerca
Pilar se fue al baño y sentada en la taza comenzó a soltar todo el semen que había inundado su recto. Resopló pensando en si se podría sentar a cenar esa noche.
Se dio otra ducha para desprenderse del intenso olor a sexo y se volvió a poner la bata, pero esta vez con sujetador y bragas bajo ella.
Ya le había vuelto a vendar las manos a Julito para poder seguir quedándose en casa sin que Manuel sospechara.
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- Que tal va Julito? – preguntó Manuel nada más entrar.
- Va mejor. Le he quitado las vendas pero se las he tenido que volver a poner para evitar los roces en las heridas.
- Vaya, pobre muchacho. Se sentirá frustrado viendo que apenas puede hacer nada.
- Un poco, pero lo va llevando mejor.
Cenaron como de costumbre y Manuel se puso a ver la tele mientras Pilar fregaba los cacharros. Julito ya se había ido a su habitación, pero al momento apareció en la cocina con el pantalón abultado.
- Mamá, te juro que no he hecho ni he visto nada! – susurró señalando la tienda de campaña.
- Joder Julito! Anda, vete a tu habitación para que tú padre no te vea así.
- Irás después?
- Ya veré si puedo.
Pilar se había pasado la cena con un buen estado de calentura. La empalada que le había hecho por el culo la había gustado incluso más de lo esperado, pero tan solo la había dejado caliente aunque se había corrido con los dedos. Su mente viajaba a gran velocidad y se había obsesionado con el tema de Víctor y el morbo de montárselo con él en la oficina. Tenía claro que Víctor estaba casado y que tan solo sería una aventurilla como ella lo quería denominar.
Cuando acabó de recoger se sentó en el sofá al lado de su marido pero rápidamente se dio cuenta que se le cerraban los ojos. Se puso a contestar WhatsApp a su hermana, con la que hablaba mucho y tenía mucha confianza. Deseaba contarle lo que había pasado, pero era demasiado fuerte y no se atrevió. Cuando acabó, Manuel ya estaba roncando.
A su mente volvió el recuerdo de las conversaciones por la mensajería interna y sintió como se excitaba. Pensó en escribir a Víctor y el morbo de que su marido estuviese roncando al lado le dio un escalofrío de excitación.
+ Estás en casa? – se atrevió a escribir con los nervios a flor de piel.
+ Claro. Donde pensabas que estaba? – contestó Víctor casi de inmediato.
+ Era una forma de empezar pues me apetecía escribirte.
+ Estás interesada en seguir la conversación?
+ Síii!
+ Estás sola?
+ No! Tengo a Manuel al lado.
+ No jodas!
+ Pero está roncando, jijiji.
+ Vaya, no sabía que te fuera el morbo.
+ Yo tampoco. Lo estoy descubriendo ahora, jijiji. Y tú, donde tienes a tu mujer?
+ Hablando por teléfono con su hermano.
+ También la miras el culo como a mí?
+ Ella no tiene el culazo que tienes tú.
+ Pero… se lo azotas y se lo chupas como me has dicho que me harías a mi?
Pilar ya se había calentado de nuevo y comenzaba a pasarse la mano entre las piernas. Esperaba, bueno, más bien deseaba que Víctor la dijera cosas. En ese momento apareció Julito asomando la cabeza por el pasillo.
- Mamá! Mamá! – susurró en voz baja.
Pilar le hizo una seña con el dedo sobre los labios para que se callara.
- Vas a despertar a tu padre. – contestó susurrando.
- Es que…
- Vete a tu habitación. Cuando papá se vaya a la cama voy a verte.
- Y si se duerme ahí toda la noche?
- Solo será media hora. Siempre hace lo mismo.
- Vale, pero no tardes o esto me reventará.
Julito desapareció por el pasillo y Pilar miró el móvil nerviosamente. Víctor ya había contestado.
+ Le doy unos buenos azotes hasta ponérselo colorado. Después le meto bien la lengua hasta abrírselo y a continuación me la follo por el coño hasta que se corre como una perra y después le abro el culo para soltarle una buena corrida.
Víctor se había ido al baño y se pajeaba como un mono mientras escribía todas esas mentiras. Realmente follaba poco, y su mujer jamás le había dejado que le abriera el culo, por eso tenía tanta obsesión con el culo de Pilar.
Pilar ya se metía los dedos profundamente leyendo el mensaje. “Joder, yo si que estoy como una perra salida!” se dijo a si misma. Tenía ganas de seguir, pero con Manuel roncando y su hijo esperándola no iba a estar cómoda.
+ Me das media hora y después… seguimos?
+ Vale. – contestó Víctor sin dudarlo.
- Manolo! Manolo! Despierta y vete a la cama que aquí te dolerá el cuello.
- Uf, me he quedado dormido?
- Roncabas como un caballo.
- Tú no te vas a la cama?
- Me quedaré a leer un rato.
Manuel se fue a la cama y al momento apareció Julito con la polla fuera en pleno estado de erección.
- Ya? – preguntó impaciente en voz baja.
- Pero que haces? Tu padre se acaba de ir.
- Es que no puedo esperar más.
Pilar pensó qué hacer. Le apetecía aumentar la calentura con Víctor, que seguro que esperaba su mensaje impaciente, pero tenía que ver lo que hacía con Julito. Al final pensó que lo mejor sería hacerle una mamada rápida y así mantendría la calentura para seguir con Víctor. A su mente llegó una especie de aviso, no podría estar complaciendo a su hijo a todas hora que se lo pidiera pues acabaría creándose un problema e incluso su marido podría descubrirlos. De alguna forma tendría que solucionarlo, quizás buscando a alguna chica o mujer que estuviese dispuesta a disfrutar de esa enormidad. Su mente, últimamente más calenturienta y retorcida que nunca, llegó a visualizar a su hermana que nunca se había cortado en contarle cómo se follaba a los tíos, pero quizás esto le parecería demasiado fuerte incluso a la pervertida de su hermana “Pervertida”, una palabra que utilizaba mucho para denominarla y que ahora le daba escalofríos al pensar si ella sería igual y no lo sabía, o no lo quería reconocer. Sacudió la cabeza y volvió a los mensajes.
+ Sigues ahí? – escribió nerviosa.
+ Con la polla en la mano esperando metértela hasta el fondo.
- Jijiji.
- De qué te ríes mamá? – preguntó Julito con la verga en la mano en espera.
- De una tontería que me han escrito.
Víctor ya se sentía con carta blanca para soltarle cualquier barbaridad a través del WhatsApp, y Pilar también lo deseaba, más bien estaba como loca por leer cuantas más burradas mejor.
+ Cinco minutos y estoy contigo. Estoy muy calentita!
Después de contestarle hizo que su hijo se colocara frente a ella. La verga le sobresalía del cuerpo de una forma indecente. Sentada en el sofá frente a ese monstruo, lo agarró de la base y comenzó a lamer la redondez del hinchado capullo.
- Ufff, mamá! No me vas a dejar que te la meta otra vez? – preguntó Julito acordándose del hermoso culo.
- Hoy no cariño, que ya me lo has dejado para unos trotes.
Engulló el capullo y comenzó a chuparlo con ganas mientras le masajeaba los huevos. Se sintió más zorra que nunca chupando esa hermosa verga mientras pensaba en Víctor. “Uf, tan zorra soy?”, se preguntó a si misma. Las chupadas se hicieron más intensas insertándose la mitad de la polla en la boca. Realmente era demasiado grande para comérsela entera. Cada vez se sentía más zorra, como ella misma se había denominado, y disfrutaba más que nunca chupando la dura y jugosa carne. Aumentó el ritmo de las chupadas y la polla de Julito estalló en su boca. Tragó y tragó, hasta que no pudo más y la leche acabó desparramándose por sus labios. Julito jadeaba sonoramente con las brazos caídos liados con las vendas.
- Joder mamá, que ganas tenía! – suspiró el muchacho.
- Pues ya está cariño. Ahora sin hacer ruido vamos a limpiarnos.
Se fueron al baño y le limpió bien la polla sin dejar de admirar ése portento. Julito se fue a su habitación y ella a la cocina a buscar el consolador donde lo había escondido. Volvió al salón y se quitó las bragas quedándose tan solo con la fina bata. Sentada sobre el sofá abiertas de piernas, se introdujo lentamente el consolador pensando en Víctor antes de empezar a escribirle. El morbo cada vez la invadía con más fuerza y sus fantasías sexuales comenzaban a no tener límites.
Ya no solo pensaba en Víctor, también lo hacía con Juanjo, un vecino y amigo con el que se habían tomado algunas cervezas y que siempre tenía palabras de halago para ella cada vez que se veían. Juanjo estaba casado con Marta, una mujer delgada con pocas tetas y culo pequeño pero redondo y respingón y eso le había hecho pensar a Pilar que por eso flirteaba con ella llenándola de halagos, por sus hermosas tetas y su culazo. Marta era una mujer descarada que hablaba por los codos. A veces bajaba a casa de Pilar y mantenía unas largas charlas con ella. Trabajaba en un supermercado cercano y le contaba chismes del vecindario. También le gustaba hablar de las relaciones sexuales con su marido y le preguntaba a Pilar por las suyas, aunque ésta siempre le daba evasivas.
No se olvidó de Tomás, el muchacho que llevaba el mantenimiento de las impresoras en la oficina, y que nunca dejaba de decirle algo picantillo cuando Pilar le firmaba los albaranes. Su mente se excitó pensando en cada uno de ellos visualizando escenas que un par de días antes le habrían parecido escandalosas.
Volvió sus pensamientos hacia Víctor y ya se decidió a escribirle. Se sentía muy desinhibida, y estaba dispuesta a hablar de todo. El estar al otro lado del teléfono le daba la seguridad que todavía le faltaba en persona.
+ Estás ahí?
+ Aquí estoy, esperándote.
+ Yo ya estoy sola, mi marido se ha dormido, jijiji.
+ Y no te ha echado un buen polvo antes de dormir?
+ Jijiji, no. Y tú a tú mujer?
+ Yo si que la he echado un buen polvo a ella – mintió de nuevo mientras se pajeaba en el baño.
+ Y la has dejado satisfecha?
+ Demasiado satisfecha – siguió mintiendo – De hecho me ha pedido que parara porque ya no podía más.
A Pilar le dio un escalofrío al pensarlo. Cómo sería eso de no poder más? A ella nunca le había ocurrido, más bien casi siempre le apetecía más cuando follaba con su marido.
El morbo que surgía en su imaginación cada vez era más absorbente y cada vez que pensaba en algo era capaz de visualizarlo. Se imaginó a Víctor follándose a su mujer, una tía delgada, con poco culo y muchas tetas. Solo la había visto un par de veces, con vestidos de extravagantes escotes para mostrar bien las tetas. Unas tetas que no iban en acordé con su cuerpo y que le hizo pensar que podrían ser de silicona.
+ Y como te la has follado? – preguntó sin tapujos con el morbo cada vez más latente.
+ La he agarrado por detrás en la cocina, la he levantado falda y de un tirón le he roto las bragas.
Pilar tenía la mente ardiendo, y nada más comenzar el relato empezó a mover el consolador en forma de banana haciendo que entrara y saliera de su coño. Por otra parte, Víctor no podía escribir de continuó pues la excitación le obligaba a parar para pajearse.
+ Me he mojado dos dedos con saliva y se los he pasado por el coño y el culo. Después le he metido la polla entre la raja del coño y al sentirla me ha pedido que la diera fuerte, que quería que se la sacase por la boca.
Pilar no sabía que Víctor jamás se había follado así a su mujer, pero se excitó visualizando la escena imaginando la cara de salido de Víctor dándole pollazos implacables a su mujer. Se metía el consolador hasta el fondo pero ya le sabía a poco, necesitaba algo más grande y más largo, y la imagen de la polla de su hijo volvió a llenar su cabeza.
Víctor seguía escribiendo a pequeños intervalos, relatando todo lo que le gustaría hacer pero que nunca había hecho pues su mujer no le dejaba. Le relató como se la había follado por el coño hasta hacer que se corriera tres veces, después se la había metido en el culo y finalmente se había corrido en su boca haciendo que se tragara la polla entera hasta que el semen rebosó cayendo por la barbilla y las tetas.
+ Joder, que fuerte! – exclamó Pilar sintiendo su coño empapado.
+ Te ha follado alguna vez así tu marido?
Preguntó Víctor sacudiendo la polla para que salieran las últimas gotas de semen después de haberse corrido contando esa historia inventada.
+ No, jijiji, pero me ha gustado saber cómo te follas a tu mujer. Seguro que se lo pasa fenomenal.
Víctor sintió un subidón al oír la respuesta. Había exagerado hasta la saciedad transmitiendo todos sus deseos frustrados, y ahora estaba viendo la oportunidad de realizarlos con Pilar.
+ Te gustaría que te follase así? – se aventuró a preguntar Víctor pensando en el culazo de Pilar.
Pilar ya se había corrido leyendo el relato, pero no fue suficiente para que su calentura cesara. Seguía tan excitada que se atrevió a seguir la conversación sin saber dónde podría acabar. Volvió a pensar en la historia que le había contado Víctor, pero ahora poniéndose ella en el lugar de su mujer. Volvió a introducirse el consolador profundamente mientras daba un largo suspiro y escribió la respuesta sin pensar en las consecuencias.
+ Nunca me han follado así, pero creo… que me gustaría.
+ Por qué no te pasas mañana un rato por la oficina y tomamos un café… hablando de ello?
En ese momento se dio cuenta de lo que había escrito y en el lío en el que se acababa de meter. La pregunta de Víctor era una proposición clara de llegar a algo más de lo simplemente escrito, y aunque en el fondo lo deseaba, no se atrevía a dar ese paso.
+ No puedo, tengo que cuidar de mi hijo. Ya hablaremos. – contestó nerviosa cortando seguidamente la conversación.
Se sacó el consolador y notó lo mojada que estaba. Se fue hacia el baño y al pasar por la puerta de la habitación de Julito la abrió suavemente. Julito ya dormía a pierna suelta y volvió a cerrar la puerta sin hacer ruido. Notaba que la excitación no parecía querer abandonar su cuerpo pensando en que si su hijo hubiese estado despierto se habría aprovechado de su tremendo rabo.
Después de darse una ducha fría se fue a dormir. Le costó coger el sueño pues la cabeza no paraba de darle vueltas. En su mente se había abierto una puerta a un mundo nuevo que no conocía, pero que según lo iba explorando cada vez la gustaba más, y su deseó se avivaba para seguir explorando. Todo había comenzado accidentalmente con su hijo, y hasta ahora solo había explorado con él, pero no quería que todo quedase ahí y su mente volvió a volar pensando en otros hombres.
Al despertar al día siguiente su marido ya se había ido a trabajar y decidió hacer varias cosas mientras Julito seguía durmiendo. Se vistió con rapidez y le dejo una nota diciendo que volvería a las once. Pidió cita para las diez en el centro de belleza para que la depilasen el coño. Eran las ocho y media de la mañana y pensó que le daba tiempo a ir al centro a hacer unas compras que tenía en mente, ropa interior sexy y un buen rabo de silicona en el sex-shop donde había comprado el anterior.
Cuando regresó a casa ya estaba Julito despierto y había desayunado. Él mismo se había quitado las vendas ayudándose con la boca y tenía las dos manos libres.
- Vaya, veo que no has esperado para que te quitara las vendas.
- Es que no podía desayunar bien y he decidido quitármelas. Donde has ido tú?
- De compras. Tengo un par de sorpresas que seguro que te gustaran.
- Ah ,si? Y cuales son? – preguntó Julito impaciente.
Pilar levantó la cabeza para besar a su hijo en los labios. Fue un beso tierno, suave, pero impregnado de una lascivia de la que ni ella misma era consciente.
- En un momento lo verás. Espérame aquí.
Julito no necesitaba mucho para que la polla se le pusiese tiesa, y ese beso había sido suficiente para que se le abultara el fino pantalón. Se metió la mano bajo él y comenzó a sobarse la polla mientras esperaba. Al cabo de un par de minutos apareció Pilar subida en unos tacones de vértigo, y tan solo cubierta por una braguitas rojas y un pequeño sostén a juego que apenas podía mantener sus grandes tetas sujetas. Un liguero también rojo adornaba sus tremendos muslos sujetando las medias que llegaban hasta la mitad de ellos.
- Te gusta lo que se ha comprado mami?
A Julito de le abrió la boca como si se le desencajara la mandíbula. En eso momento no pudo articular una sola palabra, pero el bulto bajo su pantalón creció aún más, si eso era posible. Pilar giró sobre si misma mostrándole todo su cuerpo y al ver el culazo de su madre apenas tapado ya pudo hablar.
- Joder mamá, estás como las tías de las pelis!
- Y eso te gusta?
- Ufff, que si me gusta… - contestó sacándose la polla sin ningún pudor para masajearla.
Pilar miró como lo hacía, y ya no veía a su hijo, tan solo veía un pedazo de rabo de la leche que despertaba sus deseos mas recónditos.
- Y qué hay en la caja? – preguntó por la caja que mantenía en una de sus manos.
La abrió y apareció una enorme verga del tamaño aproximado de la suya.
- Esto es para que veas que no te miento. Me he comprado un consolador del tamaño de tu pene.
Julito sonrió complacido sin dejar de masajearse la polla. Pilar dejó el instrumento sobre la mesa y poniéndose frente a él se bajó lentamente las braguitas por la parte delantera para mostrarle la vulva completamente depilada. Los dos carnosos labios vaginales formaban una tremenda raja que absorbió la mirada de Julito.
- Vaya chochazo que tienes, mamá! – exclamó con una mezcla de asombro y entusiasmo.
- Jijiji, así no se te meterán los pelillos en la boca.
Pilar se paseaba contoneándose delante de su hijo orgullosa de su cuerpo. Se acercó hasta él viendo cómo babeaba y le agarró la endurecida polla.
- Te has hecho alguna pajilla hoy? – le preguntó pícaramente.
- No me ha dado tiempo, pero ahora siento que me va a reventar en cualquier momento! - Exclamó con excitación, pero a la vez con naturalidad.
Pilar mantenía agarrada la polla de su hijo y sabía lo que iba a pasar en el momento que le diera un par de sacudidas. La verga de Julito era realmente grande y deliciosa pero poco práctica, el muchacho no era capaz de aguantar más de un minuto. Pensó en Víctor, él tendría más experiencia y seguro que la haría disfrutar más, de hecho la ropa interior la había comprado pensando en él, bueno, en él, en Juanjo, en Tomás…
Su mente era ya imparable, tan solo había dado unos cortos pasos del excitante camino que la obsesionaba recorrer.
Cuando se quiso dar cuenta, Julito se había abalanzado sobre sus tetas aplastándolas con las manos.
- Joder mamá, que tetas tienes diosss! Son más grandes que las de las tías que salen en internet! – exclamó eufórico.
- Ummm, gracias cariño. Por qué no las chupas un poquito.
Tiró del pequeño sujetador hacia abajo y comenzó a chupar los pezones como un bebé hambriento. Pilar bajó y subió varias veces la piel tersa de la polla del muchacho y al momento sintió como varios corretones chocaban contra sus bragas.
- Ufff, no veas cómo estaba ya! – dijo con naturalidad después de soltar la leche.
Pilar tan solo sonrió y alargó la cabeza para besarle en los labios con ternura.
- Ya lo he visto y lo he notado también. Mira como me has puesto. – le dijo señalando con la vista el semen que chorreaba por su vientre, sus bragas y sus muslos.
- Jo, lo siento mamá, pero es que no me he podido aguantar.
- No pasa nada cielo. – comentó pasando un dedo por uno de los chorretones para después llevárselo a la boca.
- Ummm, que rica está tu leche. – susurró lamiendo el dedo con lascivia.
- Eso también lo hacen las chicas de internet, jajaja. – replicó divertido.
Pilar tenía un buen calentón y no pensaba quedarse así.
- Ven, vamos a tu habitación para que pruebes el chochito depilado de mamá.
- Es verdad! Ahora no se me meterán los pelos en la boca.
La simpleza de Julito repitiendo sus palabras casi provocó la risa de Pilar, pero fue capaz de contenerse. Fue moviendo las caderas exageradamente mientras caminaba delante de él.
- Te gusta como me muevo?
- Ufff, creo que se me va a poner dura otra vez viendo cómo se te mueve el culo.
Pilar sonrió. Realmente estaba pensando en Víctor y eso solo eran practicas. Suponía que las reacciones de cualquier hombre serían parecidas a las de su hijo y le estaba utilizando en sus ensayos.
Cuando llegaron a la habitación Pilar se tumbó en la cama y le dijo a Julito que la quitara las bragas lentamente. Julito obedeció como un perro noble y fiel y descubrió la carnosa vulva de su madre totalmente depilada. La miró con las pupilas dilatadas. Estaba viendo un chochazo como los de internet, pero este era real, y no a través de una pantalla.
- Vamos cariño, chúpalo. – le animó Pilar al ver que se había quedado mirando totalmente estático.
Julito acercó lentamente la boca y comenzó a pasar la lengua por la raja.
- Uf, así cielo, pásala por toda la raja.
Pilar abrió las piernas todo lo que su cuerpo le permitía y continuó diciéndole como lo tenía que hacer. Julito obedecía siguiendo sus instrucciones, pasando la lengua desde el culo hasta lo más alto de la vulva, para detenerse en el clítoris, tintinearlo con la lengua, y sorberlo como si fuera la pajita de un refresco.
- Ahhh, síii! Sigue, no pares! – jadeó sujetándole la cabeza para que no se retirase.
Esta vez Pilar estaba decidida a disfrutar ampliamente. Quería sentir un buen rato la polla de su hijo dentro de su coño y correrse varias veces, pero la primera sería con esa mamada de coño que la estaba haciendo.
- Ahhh, sigue cariño! Mete ahora bien la lengua. Mamá se va a correr y quiere que te lo comas todo! – exclamó apretándole la cabeza contra sus muslos.
Julito siguió chupando como un perro sediento en una charca, y al momento Pilar se corrió sintiendo la boca de Julito totalmente pegada a su vulva.
Julito, obediente, siguió lamiendo y chupando todo el líquido que salía hasta dejarlo relativamente seco.
- Ufff, cariño, lo has hecho de maravilla! Exclamó Pilar al verle la cara. Los ojos le brillaban de eufórica mientras jadeaba con la boca abierta cogiendo aire.
- Ven, dale un beso a mamá. – le pidió con una mezcla de ternura y deseo.
Julito reptó por el cuerpo de su madre hasta llegar con su boca a la de ella y le dio un apasionado beso como le había enseñado. Pilar disfrutó de ese beso como si fuera el primer beso de su juventud, y quiso saborear alguno más mientras sentía la endurecida verga pegada a sus muslos. Sabía que tendría que ir despacio, controlando la euforia de su hijo para poder disfrutar de un buen rato de sexo.
Bajó una mano y la metió entre los cuerpos sudorosos. Agarró el endurecido miembro y al sentir las venas hinchadas labrando el duro tronco volvió a sentirse tremendamente zorra. Su mente volvió a inundarse de lujuria pensando en esa palabra, una palabra que siempre la había utilizado con desprecio y que ahora cada vez la grada a más. “Si ser una zorra es sentirse así, quiero ser una zorra dodos los días!”, se dijo así misma con una sonrisa casi perversa.
- Quieres meterla en el chochito de mamá? – le pregunto con la polla abrazada entre sus dedos.
- Pues claro! – contestó con eufórica sin entender bien por qué se lo preguntaba.
- Pero harás lo que yo te diga?
- Si, síii!
Pilar orientó el capullo hasta su raja y dejó que se introdujera lentamente. Tan solo entró el capullo pues Pilar mantenía el resto de la polla agarrada con la mano. Sintió la suave penetración de la dura bellota y disfrutó moviéndola para que rozarse el clítoris.
- Joder mamá, quita la mano! – exclamó Julito apretando como un animal.
- Ufff cariño… no quieres que también disfrute mamá?
- Claro que quiero.
- Pues no seas bruto. Tendrás que hacerlo despacio, haciendo que entre y salga lentamente.
- Vale! Vale! – apresuró Julito sin dejar de apretar.
- Como no lo hagas así y te corras enseguida no volveremos a jugar más! – exclamó Pilar más sería.
Julito la miró con cierta temeridad. Su madre no solía ponerse sería con él y eso le asustó un poco. También pensó que era algo que le había gustado tanto que no podía dejar que acabase en ese momento y no poder disfrutar más.
Pilar retiró la mano y notó como su hijo bajaba lentamente. Dio un largo suspiro al sentir como se introducía toda la verga percibiendo cada centímetro de su grosor y longitud. Aquello fue delicioso, extremadamente delicioso, se repitió en sus pensamientos mientras miraba la cara de Julito.
- Ummmm, cariño… lo has hecho muy bien! Sigue así.
Julito obedeció intentando que sus instintos animales no le traicionasen, y la sacó y volvió a meterla con una lenta exquisitez. Los muslos de Pilar se habían abierto a la vez que su vulva después de varias penetraciones, y los jadeos se sucedían cada vez que sentía la enorme polla dentro.
- Ahhh cariño, que placer le estás dando a mamá.
Por fin Pilar estaba disfrutando de la verga de su hijo. Lo de ponerse sería había resultado para que la obedeciese sin rechistar y ahora se aprovecharía de eso. Le dirigiría paso a paso hasta hacer que se corriese las veces que ella quisiera.
- Ahhh, cómeme las tetitas cariño! – le pidió con dulzura pero a la vez con autoridad.
Julito bajo la cabeza hasta llegar con la boca a los tersos pezones y comenzó a lamerlos y a chuparlos. Pilar ya estaba a punto, y se atrevió a pedirle algo que no había probado hasta ahora.
- Muérdelos, pero suavemente.
Julito se sorprendió, pero obedeció sumiso y fiel. Al momento Pilar jadeó y gimió más sonoramente, y soltó una buena corrida, una corrida como hacía años que no tenía. Julito se entusiasmó y comenzó a bombear con más ganas.
- Ahhg, para! Ahhg, paraaa! – gritó Pilar.
- Que pasa mamá? – preguntó algo asustado.
- Ufff, nada cariño. Vamos a cambiar de postura.
A Pilar no le parecía suficiente esa corrida que se había dado, y eso tan solo era una treta para enfriarle un poco. Quería volverse a correr, pero esta vez sintiendo unos buenos pollazos.
- Jo mamá, ya estaba en lo mejor.
- No te gustaría verme el culito mientras me la metes?
- Pues claro! – exclamó sin pensar demasiado.
- Pues vamos a eso.
Pilar se le quitó de encima y le agarró la polla para volverla a sentir entre sus manos. Cada vez le gustaba más palpar ese portento, y no solo palpar. Acercó la boca y le dio varias chupadas tragándose lo máximo de carne que podía. Volvió a pensar en lo que le encantaría tragársela entera.
Se arrodilló sobre la cama y le mostró el hermoso culazo moviéndolo sinuosamente.
- A que te gusta! – exclamó mirando hacia detrás para verle la cara.
- Jo, que si me gusta! – contestó el ansioso muchacho tocando la tersa carne con las dos manos.
Pilar continuó dirigiéndole para su propio placer.
- Ábrelo y mete la lengua un poquito.
Abrió la carne que definía la raja y comenzó a meter la lengua en el palpitante agujero.
- Ay dios! Como me gusta! – exclamó Pilar vocalizando sus propios pensamientos. – Sigue, más adentro. Mete toda la lengua. – pidió con una excitación que ya casi no controlaba.
Julito se afanó todo lo que pudo y consiguió meterle la lengua entera. Los gemidos de Pilar casi se convirtieron en gritos de placer hasta que balbuceó.
- Ahora cariño. Métemela en el chochito y dale fuerte!
Julio parecía estar esperando esa señal. En un instante se agarró la polla arrodillado tras su madre y se la incrustó en el babeante coño de un empujón bestial.
- Ahhhhg! Si, bien dentro! – replicó Pilar al sentir cómo la abría en canal.
Julito se agarró a las caderas y comenzó a bombear como un loco. El pollón entraba y salía como si lo hubiesen engrasado con un buen aceite, y con la cara desencajada comenzó a gritar.
- Te voy a reventar, puta! Te la voy a sacar por la boca, perra!
Los pollazos eran tremendos y el cuerpo de Pilar se balanceaba como una barco azotado por las olas. Pilar gritaba como una loca totalmente enajenada. El placer que estaba sintiendo no lo había sentido nunca antes. Sus marido jamás le había dado esos pollazos.
Una corrida tremenda empapó la enorme verga y casi al instante sintió los chorretones que inundaban su coño. Julito siguió embistiendo y ladrando todo tipo de barbaridades hasta que su polla dejó de manar.
Cuando paró, cayó a un lado de la cama como un muñeco de trapo, se había empleado tan a fondo que no era capaz de sujetar su propio cuerpo. Pilar acabó espatarrada sobre la cama sobre un charco de fluidos con la mente llena de maravillosas sensaciones. Jamás la habían follado así.