EL CUÑADO Parte 2
Luz estaba con sus increíbles piernas cruzadas como arrebujada en la bata de toalla, su delicado pie desnudo en el aire balanceándose. El pelo chorreando gotitas de agua todavía y la mirada dura y alerta en su rostro perfecto, de una belleza algo nórdica.
_ ¿Esto era aquello tan importante que tenías que decirme?_ dijo
Me desplacé levemente para enfocar a mi cuñado. Estaba sentado a su lado en el sofá, con el mismo bañador que había llevado puesto todo el día y una camiseta.
_Ay Luci, lucesita ¿Qué te pasó? antes no eras así, cuando te conocí digo_ dijo Oscar
_ ¿Ah no? Como era según tú, cuéntame_
_Eras un bebota hermosa, con ganas de vivir, alegre, ahora estás amargada, los cuernos amargan a cualquiera_ Oscar estaba bebiendo, dio un sorbo a su trago
_Que gilipollas eres Oscar, era una cría entonces, el tiempo pasa, emocionalmente digo, aunque tu tengas siempre la mente de un preadolescente_
_Eras una cría pero ya salías de ligue con tu hermanita ¿o no recuerdas como nos conocimos?_
_Si claro, como olvidar esa noche fatal_ dijo ella con una media sonrisa, cuando Luz entornaba sus ojos verdes, con esas largas pestañas era de una belleza que acojonaba
_Igual me podría haber quedado yo contigo esa noche y no con Anita_
_Ni de coña_ dijo ella
_ ¿Sabes que me dijo Fernando luego?_
_ ¿Se llamaba Fernando, ni de broma lo recordaba?_
_Que eras guapísima si, que estabas buena que te cagas, pero que eras bastante fría en la cama, un témpano fueron sus palabras_
La bata de toalla no podía disimular totalmente las formas del cuerpo de mi cuñada, sus curvas eran de escándalo, estaba girada de medio lado en dirección a Oscar tomándose la frente con una mano alargada y de hermosos dedos bien formados
_Lo que si recuerdo es que era tan bestia que dudo de que conociera la palabra témpano y luego era torpe, torpe con ganas vamos, pensaba que por tener una gran polla yo me tenía que derretir así como así_
_De su gran polla te acordás picarona, el piju le decíamos en el vestuario del Almeria, por lo pijudo_
Mi cuñado se río de su propia ocurrencia, Luz seguía inmutable entornando sus ojos verdes y con una media sonrisa.
De pronto pensé ¿Que hace a estas horas escuchando las guarradas de Oscar?
_Bueno, tengo sueño, dime lo que tenías para decirme o me voy ya de una vez_ dijo ella
Mi cuñado bajó la mirada, revolvió el hielo en su vaso.
_La verdad es que este Borja, teniendo una mujer como tú en la casa, andar correteando atrás de veinteañeras_
Luz no dijo nada, puso otra vez su mano en la frente, el brazo interminable apoyado en el respaldo del sofá.
_Yo pienso que tendrías que devolverle la moneda, si me dejaras a mí, tu hermana algo te habrá contado de esa primera noche, la del doble ligue aquel_
_Claro, si hijo, si, como mi esposo me pone los cuernos yo me follo al primer idiota que pase y listo_ dijo ella
_ Escuchame linda ¿Cuánto hace que no te acarician con deseo realmente? pero bien eh, como se merece una hermosura como vos_
Y acto seguido posó una de sus manazas en la rodilla de mi cuñada, esta ni se inmutó.
_Pero si yo soy un témpano chico, ¿tú crees que me vas a derretir poniéndome una mano en la piernita?_
_No creo que seas tan fría cuñadita, creo que estás bastante necesitada de un poco de cariño, nada más_ dijo Oscar y le acarició la barbilla, con el índice, dulcemente.
Mi polla dio un respingo, dentro del calzoncillo. Por primera vez vi que Luz perdía un poco de su aplomo de siempre.
Oscar siguió acariciando con su mano sobre la rodilla de ella y subió por la pierna de mi cuñada corriendo la bata de toalla y dejando ver un poco más de piel.
La panza de mi cuñado abultaba bajo la camiseta desprolija, el bañador evidenciaba su erección, su corpulenta figura resultaba grotesca y simiesca al lado de ella
_Que pedazo de pelotudo este Borja, mucho shopenahuer, muchas chiquilinas que se deslumbran diciendo un par de boludeces y con semejante mujer solita y descuidada_
Volvió a acariciar la barbilla de ella con una mano y luego una caricia todo a lo largo de su cara. Recorriendo la línea perfecta del ovalo de su rostro.
¿Por qué no lo para? Grité para mis adentros.
_ ¿Se siente bien no?_ dijo Oscar mientras seguía subiendo con su mano por la pierna de Luz, esta se agitó un poco, la bata de toalla se abrió un poco a la altura de su pecho.
Estaba desnuda debajo de la bata.
Alguna vez Sofía me había dicho que a Luz le gustaba nadar desnuda en medio de la noche.
Mi erección ya era considerable, me toqué levemente.
_Oscar cuñadito, me voy a dormir antes de que este bloque de hielo que soy, se derrita entre tus manotas de macho latino, por cierto te sudan las manos hombre, eso no puede calentar a nadie tío_ mi cuñada le apartó las manos y comenzó a ponerse en pie.
_Espera joder que te muestro algo_ dijo Oscar y tiró del lazo de toalla que sujetaba la bata por la cintura, esta se abrió con mi cuñada intentando ponerse de pie.
Un pecho de tamaño mediano y bien formado asomó por un costado.
_ ¿Pero qué haces subnormal?_ dijo ella cabreada, dejándose caer nuevamente en el sofá y cubriéndose con la bata, cerrándola sobre sí.
_Disculpá linda, mirá………mirá esto y después me decís_ dijo él manipulando su móvil.
Ahora el rostro de Luz estaba un poco desencajado, se acomodó el pelo mojado detrás de la oreja y luego se recogió parte de su larga melena con las dos manos, mientras miraba a Oscar manipular el móvil.
_Listo acá lo tenés a Borjita en plena tarea y con quien además_ dijo Oscar y puso el móvil en horizontal delante de los ojos de mi cuñada.
_ ¿Qué mierda es esto, Oscar?_ dijo ella, con los brazos cruzados y frunciendo la hermosa boca.
A diferencia de Sofía su boca no era pequeña precisamente, Luz tenía una gran, hermosa y sensual boca casi demasiado grande, para su perfecto rostro.
Se escuchaban gemidos ahogados, provenían del teléfono, había puesto un video seguramente.
_Quita ya, esta mierda, tío_ dijo Luz pero sin convicción y sin despegar la mirada de la pantalla.
_ ¿Tanto te jode ver a Borja follándose a tu hermana pequeña?_
Al principio no comprendí el significado de la frase.
Hasta que lo hice. La hermana pequeña solo podía ser una persona, Sofía, mi esposa.
Mil pensamientos se arremolinaron en mi mente, las provocaciones de toda la noche, la admiración que siempre tuvo Sofía por Borja.
Frases sueltas dichas al pasar años atrás resonaban en mi cabeza.
_ ¿Cómo se sentirá Luz de estar con alguien tan brillante como él?_ me había dicho ella una vez
_ Además que Borja es guapo, no solo es inteligente sino que es guapo_ a propósito de algo
_Ey Borja ¿puedo ir a la ciudad contigo?_ recordé una vez a mi esposa subiéndose al coche con él.
Me cago en la puta leche, pensé, como pude haber sido tan ciego de no darme cuenta.
_No es ella_ dijo Luz con los ojos muy abiertos.
_ ¿No? Pero mira esos tetones, si no hay otros igual_ dijo Oscar con una pierna apoyada sobre su otra rodilla, dejándole el móvil a Luz que lo sostenía con una mano temblorosa, mientras se seguían escuchando gemidos.
_No se distingue bien su cara, no creo que sea ella_ dijo Luz
_Pero él es Borja sin dudas, eso no me lo vas a negar_
_No….eso no te lo niego_ dijo ella quedamente, abatida.
Me volvió un poco el alma al cuerpo, Luz había planteado una duda, pero la opresión en mi pecho subsistía.
_Es Sofía la peque, con esos tetones, ahí lo entiendo un poco más a Borjita, pero igual hay que ser hijo de puta, cojerse a la cuñadita y ya vas a ver todos los jueguitos que hacen_
_No pienso verlos_ dijo Luz y le devolvió el móvil.
Oscar encendió un cigarrillo, no se fumaba en los lugares comunes aunque fuera al aire libre como en esa terraza, las luces de la cala con sus barquitos en el muelle se veían desde allí.
_Dale fúmate uno, vos fumabas antes de estar con Borja, eso lo recuerdo bien_
Pensé que ya nada más podría sorprenderme esa noche.
Luz tomó el pitillo con un gesto de fastidio de la cajetilla que le ofrecía él.
Se recostó sobre el sofá, con los brazos cruzados sobre el pecho, cerrando bien la bata de toalla y las piernas cruzadas, su pie desnudo osciló desafiante.
Había cogido el cigarrillo delicadamente entre sus largos dedos, inclinó un poco el hermoso rostro, parte de su pelo se le vino a la frente, Oscar le acomodó el mechón de pelo mientras le daba lumbre.
_Quita ya_ dijo cabreada y luego dio una larga pitada al cigarrillo, echándose para atrás en el sofá y luego soltando el humo.
Era la primera vez que veía fumar a mi cuñada.
_ ¿Y con esto que pretendes?_ dijo ella, nerviosa
_La verdad es que no sé, no sé si decirle a Albert, es un buen tío y mirá la peque los cuernos que le está poniendo_
_ ¿Y cómo tienes tu este video? Es raro, tal vez esta chica la has enviado tu para tenderle una trampa a Borja_
_Si claro, vamos Luz, esto es de hace unos meses cuando Sofía hizo el posgrado ese, el seminario o lo que sea con Borja_
Joder eso era así, en ese momento con ese dato tan certero ya no tuve dudas, la chica del video tenía que ser ella. Joder llevaba meses puteándome con Borja, estaba clarísimo. Tenía que ver ese puto video como fuese.
_ ¿Cuánto hace que Borja no te folla así? Mucho tiempo ¿No?_ dijo Oscar quitándose el cigarro de la boca.
Acarició otra vez la rodilla de mi cuñada, su manaza contrastaba con la delicadeza de ella.
_ ¿Quieres ver el video otra vez? Hasta le da por el culo a Sofía, contigo no lo ha hecho nunca ¿No?_
Sentí un nudo en la garganta y la erección reventó mi calzoncillo una vez más.
Borja dándole por el culo a mi esposa, era asqueroso. Y la mano de Oscar sobando la pierna de mi cuñada otra vez, corriendo la bata de toalla.
_Quita ya mamón_ dijo ella, me impactaba ver a Luz hablando así tan vulgar y el hecho de estar fumando delante de mi cuñado era como que acentuaba esa vulgaridad y sordidez de la escena.
_¿Querés que quite o no? Porque tenes la piel erizada me parece_ dijo él mientras seguía sobando la pierna de ella lentamente.
Luz echó el humo hacía arriba.
_No sé cómo Ana pudo casarse contigo, aunque la hayas follado bien esa noche_
_Y…un buen polvo tiene su encanto….. venía muy mal follada tu hermana_
Oscar seguía con la pierna de Luz y ahora hizo un movimiento más ampuloso, dejando su pierna casi al desnudo, llegando casi hasta el pubis de ella.
_Pero joder, casarse con un paleto como tú, un vago además…un golfo de mucho cuidado, un vividor que además….estás gordo….estás envejeciendo muy mal tío…¿te has mirado en el espejo?_
Oscar no respondió. Siguió acariciando esa pierna increíble de mi cuñada y metía la mano como cuña tratando de que ella descruzase las piernas.
Luz lo miró otra vez con el bello rostro desencajado, el cigarrillo entre los dedos.
Oscar manipuló su móvil con una mano y presionó con la otra con fuerza sobre el pubis de mi cuñada, esta dio un respingo.
_Venga abre las piernas de una vez_ dijo él
Ella lo volvió a mirar entre asombrada y desencajada, me parecía que realmente estaba superada por la situación.
_Eres un gili…_ comenzó a decir pero él la interrumpió.
_Tomá mirá como Borja le da por el culo a la peque y abrí las piernitas mi amor_
Luz cogió el móvil, se empezaron a escuchar gemidos provenientes del aparato. ¿Eran los gemidos de mi esposa?
Entonces ocurrió, Luz finalmente descruzó sus piernas fibrosas y bien formadas, la bata de toalla se entreabrió un poco, los hermosos muslos de mi cuñada quedaron expuestos
_Vos seguí mirando_ dijo Oscar y comenzó a moverse hacia abajo, no me lo podía creer.
Estaba colocándose de rodillas entre las piernas de mi cuñada, podía ver su ancha espalda sebosa bajo la camiseta y las plantas de los pies toscos y regordetes, las piernas anchas y muy velludas.
Estamos hablando de un tío de 1,87 por lo menos y con varios kilos de más, un auténtico oso.
Luz seguía mirando el móvil como hipnotizada, lo cogía con las dos manos en posición horizontal, una de sus manos todavía sostenía el cigarrillo a la par que estaba en el móvil.
Escuché claramente el sonido de un beso.
_Que haces, idiota_ dijo ella
Era la boca de mi cuñado sobre la cara interna de un muslo de mi cuñada.
Pensé todo el tiempo que ella lo iba a detener de un momento a otro, que le iba a dar una hostia o le insultaría pero nada de eso ocurría.
Entonces sonó otro beso y vi por la posición de la cabeza de Oscar, con su calva incipiente en la coronilla, que había besado la cara interna del otro muslo.
Acarició las musculadas pantorrillas de mi cuñada y otro beso sonó.
Mi cuñada cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás en el sofá, su pelo largo y espeso estaba menos húmedo y se desparramó y cayó como una cascada rubia sobre sus hombros todavía cubiertos por la bata de toalla.
Oscar acariciaba toda la pierna desde el tobillo, subiendo por la pantorrilla, ella apoyaba con la punta del pie desnudo sobre el piso.
Otro besó, sonoro, soez, ruidoso , más cerca del pubis, la cabeza de Oscar iba ganando terreno hacía arriba, se dirigía al coño de mi cuñada.
Ella ahora apoyó el móvil sobre el sofá y arrojó la colilla al suelo, su mano se crispó sobre la tela del sofá y cerró los ojos con fuerza.
_No…._ dijo ella con un hilo de voz, cuando el volvió a tirar del cinto de toalla que sujetaba la bata por la cintura, seguían sonando los besos soeces sobre la piel de sus muslos, cada vez más cerca del tesoro prohibido.
La bata de toalla se abrió y pude ver parte del vientre liso y el pecho de Luz.
Un hondo suspiro la conmovió entera y parte de un pecho mediano y bien formado asomó.
Su pecho a la altura del esternón, subió y bajó con su respiración y otro beso sonó.
Entonces vi como la manaza de Oscar apartaba uno de los costados de la bata y esa misma manaza cubrió por entero y estrujó una de las tetas de mi cuñada.
Eran del tamaño de unas naranjas grandes, como si fueran frutos que hubiesen madurado en su pecho y crecido allí con la jugosidad y la tersura justas.
Y luego otro beso soez que se estrelló en toda la raja de mi cuñada, su boca se debe haber empapado en esos jugos y esos labios tan deseados.
Y ella apoyó su larga y delicada mano sobre el hombro de él y se estremeció y un pie se apoyó en la punta de los dedos sobre el suelo y la otra pierna se levantó del piso y por un momento se mantuvo suspendida en el aire y cuando se posó en el suelo escuché el primer gemido claro de su boca.
_Mmmmm……_ su boca sensual se entreabrió, pude ver el blanco de sus dientes y el brillo de la saliva
Y ese sonido me conmovió y estuve a punto de correrme en ese mismo instante, porque indicaba la claudicación de mi cuñada y el triunfo del cabrón de Oscar.
La otra manaza de mi cuñado apartó la otra parte de la bata y el otro pecho de ella quedó expuesto y dos dedos gordos y toscos le retorcieron un pezón puntiagudo sobre la aureola rosada.
_Mmmmm …….que cabrón……_ dijo ella
_Que conchita más rica mi vida_ dijo Oscar y volvió a hundir su boca en el coño de la orgullosa e inalcanzable Luz mientras seguía retorciendo ahora sus dos pezones erguidos con los dedos
_Ahhh…_ dijo ella ya más desinhibida.
Imaginé que podía estar sintiendo mi cuñada en ese momento, haber caído en las manos de Oscar a quien siempre parecía haber despreciado.
La humillación de que la lengua y las manos de ese palurdo le estuvieran dando ese placer que ya su cuerpo no podía negar de ninguna manera.
No solo sus gemidos desembozados sino el arqueo de su cuerpo, la mueca que deformaba su hermoso rostro, como fruncía el ceño y los parpados que parecían más grandes e hinchados que de costumbre, como si hiciera un esfuerzo por cerrar los ojos, tal vez no queriendo ver quién era el culpable de las sensaciones que la estaban poseyendo.
Las manos de Oscar abandonaron las tetas-naranjas-frutos maduros de mi cuñada. Una de sus manos bajó hasta el coño
_Ahhh!!..._ gimoteó ella, cuando el índice grueso como una salchicha la penetró.
Entonces sí, sus estilizadas manos se aferraron a la cabeza de oso de mi cuñado y recorrieron lo que quedaba del raleado cabello, revolviéndolo.
La otro mano de Oscar reptó hacía arriba, un brazo grueso y peludo fue subiendo por el vientre de Luz quien no paraba de retorcerse y gemir.
Los dedos toscos recorrieron los labios de su boca entreabierta con una clara intención.
Ella se resistía todavía, los dedos tiraron del labio inferior ligeramente abultado de esa hermosa boca hacía abajo, como queriendo forzarlos.
Los toscos dedos rozaron los dientes blanquísimos.
El dedo en el coño seguía penetrando a ritmo de pistón y la boca de Oscar no daba tregua a ese clítoris que podía imaginar hinchado y doliente ya, a punto de explotar.
Entonces la hermosa y orgullosa boca de mi cuñada se entreabrió un poco y un dedo de Oscar ingresó en ella y esos labios se volvieron a cerrar aprisionando al intruso, ahora si aceptando al dedo invasor, grueso como una salchicha, como un chupete de carne y falanges.
Pensé en esa boca a la que tanto había admirado en estos años, cuando ella hablaba de algo durante una cena, esa hermosa boca de una mujer inteligente y culta hablando de su último libro sobre literatura inglesa comparada.
Esa boca que ahora volvía a entreabrirse para dar lugar a dos dedos de Oscar y acogerlos como quien chupa una golosina deseada.
Y Oscar seguía sin descanso su tarea y casi sentía que bufaba como un toro sobre el coño de mi cuñada.
Y esta abrió los ojos, esos increíbles ojos verdes como dos esmeraldas y me vio, se posaron en mí, sin reconocerme como si fuera yo un fantasma, que estaba de pie, masturbándome en la oscuridad protectora de la cocina
Y luego volvió a cerrar los ojos y con los dedos de Oscar dentro de su boca explotó en el orgasmo.
Su cuerpo temblequeaba y se retorcía sobre la boca de mi cuñado quien era como un bulldog que no quiere soltar la presa, que ha dado la mordida fatal y no la soltará hasta que la presa se desangre.
_Ahhhh!!…..dios…..que bueno…….._ dijo ella enloquecida, cuando los dedos de mi cuñado salieron de su boca, su propia mano de uñas rojas aprisionando la calva de Oscar y su otro mano torturándose un pezón.
Oscar se apartó de ella y se limpió la boca groseramente con el dorso de la mano.
Luz había quedado despatarrada en el sofá con parte del pelo cubriéndole la cara y la bata de toalla a medio bajar, sus pechos desnudos y las piernas abiertas.
_Como acabaste mi amor, me llenaste la boca de flujo_ dijo Oscar
Ella lo miró respirando agitadamente y con los ojos llorosos.
Oscar se puso de pie y se fue bajando el bañador.
_Ahora te vas a comer una buena verga, como la mía_ dijo
Mi cuñada levantó sus increíbles ojos verdes hacía él.