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MÓNICA
El domingo por la mañana nos despertamos temprano, y tras ducharnos y desayunar algo rápido, fuimos a Atocha a coger el AVE. Nos pasamos el viaje hablando del tema. Me hicieron contarles todas las conversaciones con Felipe, para ver si recordaba algo nuevo. También repasamos a todos los del trabajo, por si alguno podría ayudarnos, pero eso lo veía imposible, ninguno ayudaría a la “zorra”.
Llegamos a Málaga y alquilamos un coche. Gus condujo hasta Marbella mientras nosotras seguimos charlando. No nos costó encontrar la casa de Felipe. No pudimos entrar, ni ganas que yo tenía, pero preguntamos a los vecinos, que se pensaron que éramos periodistas. Ninguno nos dijo nada nuevo, que estaban en shock, que eran una pareja normal, ninguno se esperaba algo así… Estuvimos toda la mañana por allí pero fue en balde, ninguna información interesante.
Cansados, nos fuimos al paseo marítimo, a tomar algo mientras nos daba el sol. Gus dijo que se iba a dar una vuelta, que necesitaba andar. El pobre estaba con mono de gimnasio. Lo vimos alejarse. Ana y yo nos pusimos a hablar de nimiedades. Entonces le dije:
He reservado hotel para los tres
Ah, no, ni hablar
Sí
Que te conozco
No, tranquila, es normalito
Normalito para ti
Que no, es barato, tranquila, pero no tanto como esos cuchitriles que te gustan tanto jajaja
Que cabrona eres jajaja
Estábamos las dos en una terraza al sol, con las piernas estiradas. Ana llevaba un vestido de verano cortito, estaba más blanca que yo e imaginé que le gustaría pasar la tarde tumbada al sol. Yo iba con unos shorts cortos y una camiseta. Pensaba quedarme un buen rato allí, en esa terraza, tomando el sol y cerveza fresquita. Cerré los ojos y disfruté del sol pero entonces recordé la última vez que estuve así, fue con Felipe en las vacaciones y me entró una pena enorme y sentí culpabilidad, solo dos semanas que se había ido y yo aquí tomando cerveza y al sol, disfrutando. Me quise morir y noté que iba a llorar cuando, de repente, escuché una voz carrasposa decir:
Hola Ana, cuanto tiempo
Abrí los ojos y lo primero que vi fue a Ana con cara de miedo y blanca como una pared. Miré al que había saludado a Ana, un tipo de unos 40 años, con gafas. Iba con un pantalón de vestir gris, zapatos sucios y una camisa blanca arrugada y sudada. Tenía una barba descuidada y una frente amplia, con unas entradas importantes. Se le notaba una buena barriga cervecera y no debía medir más de 1,60m. Me quedé intrigada por la reacción de Ana, que rápidamente cambió el semblante y dijo:
Inspector Linares
El otro rió y dijo:
Vaya, vaya… una sorpresa ¿no?
S… sí
¿Quién lo iba a decir? ¿Cuánto tiempo hace que no nos veíamos? Seguro que te acuerdas bien cuando fue ¿no?
Y se rió de una forma desagradable, para luego toser. Sacó un cigarro y lo encendió. Vi que Ana tenía los labios apretados y que se había encogido en el asiento. Se quedaron callados, mirándose. Entonces, el tipo dijo:
Ahora estoy destinado aquí
Ah
No está mal, mucho calor, mucho ricachón y mucha puta, pero bien
De nuevo un silencio incómodo. El tipo no me gustaba nada, daba muy mal rollo. Dijo:
¿Sigues con el quinqui ese?
Ana no le contestó. Él se rió y dijo:
Un perla el tal Gus, un perla
Silencio. Entonces, el tipo me miró. Sentí que me desnudaba con la mirada y me moví incómoda. Volvió a mirar a Ana y dijo:
Bueno, pues siempre es un placer volver a verte, Ana
Entonces me miró y dijo:
Adiós, Mónica, seguro que nos vemos
Y se fue riendo. Me puso los pelos de punta.
ANA
Me dio un vuelco al corazón cuando escuché como decía el nombre de Mónica “¿Cómo coño sabe el hijo de puta éste el nombre de Moni?” y me saltaron todas las alarmas posibles. Me quedé en shock hasta que noté como Moni me sacudía el brazo:
Oye, Ana ¿Me estás escuchando?
Ah, no, perdona
Tía, te has quedado blanca ¿Quién coño es ese tipo? Que asco da
“No lo sabes tú bien” pensé y dije:
Es un… policía que conocí cuando el libro del narco
Ah
No es un buen tipo, todo lo contrario, es peligroso
Joder, tía, ¿Y cómo me conoce?
“No lo sé, y me preocupa un montón” pensé. La miré y dije:
No… no lo sé
Joder, que mal rollo
Nos quedamos calladas y, entonces, Moni dijo:
Joe, ese es el poli corrupto de tu libro ¿Verdad?
Asentí. En mi libro salían bastantes agentes de la ley honrados y competentes, muchos de ellos me habían ayudado, explicado, incluso me habían llevado a ver desembarcos de droga… todos buena gente… pero luego estaba este tipo, un personaje corrupto y peligroso. Los compañeros me advirtieron sobre él, incluso algún delincuente, pero quise hablar con él, que gran error, y aún peor el haberlo incluido en el libro. Y no pude evitar recordar la última vez que lo vi….
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Madrid, hace un año y medio
El libro se había publicado y había tenido una buena acogida de crítica y nos había hecho coger una buena reputación a Gus y a mí. Las ventas no nos iban a sacar de pobres pero estábamos contentos. Además, Gus ya llevaba meses limpio y cada día más fuerte y guapo. Nos iban las cosas bien, demasiado bien.
Entonces, un día que salí de la editorial, lo vi, me estaba esperando. Me puse nerviosa pero aguanté el tipo y fui a su encuentro:
Inspector ¿Qué hace aquí? Un poco lejos de su jurisdicción ¿no?
Tenemos que hablar
¿De qué?
No me ha gustado nada tu libro
Lo siento, yo…
Eres una zorra, casi consigues que me despidan
Esa había sido mi intención, no había dado nombres pero estaba claro quien era. El tipo me miró fíjamente y, si no llego a estar en mitad de la calle a las 12 de la mañana, hubiera sentido miedo por mi vida. Pero no, estábamos rodeados de gente y aguanté. Le dije:
Es lo que pasa cuando se es corrupto
Ya, pero como me debían algún favorcillo, no lo has conseguido, zorra
Y se rió con esa risa desagradable. Le dije:
Si me perdona, tengo cosas que hacer
No te conviene irte
¿Por qué?
Tengo en mi poder un bonito souvenir
Me quedé mirándolo sin comprender. Entonces dijo:
Que estuvo en el pecho de un mal tipo, y tiene unas bonitas huellas de un drogata que creo que ahora vive aquí en Madrid
Me quedé de piedra. Entonces dijo:
¿Te gustaría conseguirlo? Pues ven aquí esta tarde a las 6. Si no vienes, ese cuchillo se “encontrará” en la comisaría y se habrá resuelto un doble asesinato
Y me dio una tarjeta de un motel de mala muerte en las afueras. Detrás estaba escrita la habitación. Le dije:
¿Cuánto quiere por el cuchillo?
Esta tarde hablamos, me tengo que ir
Yo…
Pero el tipo se fue, dejándome con la palabra en la boca. Lo miré y me apoyé en la pared, me temblaba todo el cuerpo y pensé “No, no, el cuchillo con el que Gus mató a esos indeseables para salvarme, no puede ser, ahora no, nos va bien y está limpio, no, no”. Noté que estaba a punto de derrumbarme pero me recompuse y me fui a casa, pero no pude llegar, no quería que Gus me viera así. Le mandé un mensaje diciendo que llegaría tarde por un tema de trabajo y me fui a un parque a pensar.
Allí pensé en el dinero que tenía. Casi todo lo ganado por el libro se había ido en deudas y la rehabilitación de Gus. Tenía en el banco unos 2.000€, y otros 2.000 en casa, escondidos. Pero seguro que ese cabrón me va a pedir más. Tendría que pedírselo prestado a Moni, no tenía a nadie más a quien acudir, aunque me dolía en el alma pedirle dinero, pero por Gus haría cualquier cosa, me tragaría el orgullo y se lo pediría a Moni.
Estuve sentada, pensando en otras alternativas, sin comer, sin ganas de nada. Al final, llegó la hora y fui al motel. Llamé a la puerta y me abrió. Entré. Vi en la mesa el cuchillo dentro de una bolsa de pruebas. Le dije:
¿Cuánto?
Espera, antes, apaga el móvil
¿Qué?
Que apagues el puto móvil o lo tiro por la ventana
Saqué el móvil del bolso y lo apagué. Entonces, me cogió el bolso y tiró todo el contenido en la mesa. Lo inspeccionó y tiró el bolso por la ventana. Me quedé sorprendida. Me miró y dijo:
No quiero tonterías, no llevarás un micro ¿no?
¿Qué? No
Entonces, me empujó contra la pared y me cacheó. Al principio de forma profesional pero luego, casi se pegó a mí y me sobó las tetas, despacio, mirándome con una medio sonrisa asquerosa. Sentí su aliento, tabaco y alcohol, y algo más pestilente. Buscó mis pezones con sus dedos y luego bajó las manos por mi cuerpo hasta llegar al pantalón y pasó sus dedos por encima del pantalón, apretando mi coño. Estaba acojonada y no me moví. Luego, me agarró el culo, apretándomelo fuerte.
Entonces, dio dos pasos atrás y dijo:
Vale, estás limpia. Siéntate
Prefiero…
QUE TE SIENTES, COÑO
Lo miré pero me senté. Nos quedamos callados, mirándonos. Entonces dije:
¿Cuánto quieres?
mmm a ver, contéstame a una duda que tengo
Lo miré esperando. Dijo:
¿Cuánto tiempo has estado con ese puto libro? Meses ¿no?
Sí
Y por un trabajo de meses ¿Solo tienes 2.000 en el banco? menuda miseria
Pue… puedo conseguir algo más
¿Los otros 2.000 que tienes pegados en el mueble? Sigo pensando que no renta eso de escribir libros jeje
Me quedé de piedra. El cabrón había estado en nuestro piso. Siguió:
Porque el drogata ese con el que vives no tiene ni cuenta, ese es un muerto de hambre, un mierda, pero gusta a las tías, lo sé… y a los tíos, por ese culo puede pasar hasta mi coche jajajaja
Estaba tan asustada que no conseguí ni enfadarme. Siguió:
¿Te ha contado que una vez me la chupó? No me gustan las mariconas pero, una mamada es una mamada, y sabe hacerlas, mucha práctica jeje
Puedo pedir… prestado y…
Sabías eso de tu novio ¿no? Maricón y puto, tienes buen ojo jajaja
Entonces, se inclinó hacia mí y dijo:
Lo que no me esperaba era lo que me encontré al buscar tus antecedentes, pensé que eras una niña de papá, putita como todas pero no una puta de verdad… a ver, detenida por robo, por prostitución, drogadicta... vaya, vaya, así que tú también vendías tu culo por un tirito… vamos, que estáis hecho el uno para el otro jajaja
Me miró mientras yo me esforzaba por no temblar y aguantarle la mirada. Dijo:
Y claro, esos delitos eran poca cosa para vosotros, pasásteis a algo grande, asesinato, o más bien, asesinatos jajaja pero que conste, me la traen flojas esos dos a los que os cargásteis, eran dos mierdas, pero sus jefes no piensan lo mismo, así que tengo un dilema, entregar esto como prueba o, contárselo a unos amigos de tu quinqui, quizás os vengan a hacer una visitita
10.000, puedo darle 10.000
¿10.000? ¿Eso vale la vida de tu novio? Joder, es un mierda pero solo eso, que poco lo quieres, eh, puta
No… no… sé… déjeme un día y veo…
Mira, hoy estoy generoso, voy a hacerte una buena oferta, el cuchillo y me olvido del mierda de tu novio por…
Lo miré, ansiosa. Dijo:
Una hora follándote como me dé la puta gana, vas a disfrutar de lo lindo por todo lo que escribiste de mí, puta
Me miró, sonriendo. Dijo:
Fácil ¿no? total, cuando se ha sido puta, se es para siempre ¿no?
Y se rió con ganas, me estaban entrando nauseas, pero continuó:
Y me quedo con los 2.000 que cogí del mueble, digamos mmmm por derechos de imagen ¿no?, por salir en tu libro jajajaja
Lo miré fijamente. Entonces, sacó algo de la camisa y lo esparció por la mesa. Dijo:
Anda, y a esto invito yo, métete esto, verás como la próxima hora será más divertida
Miré el polvo en la mesa, y temblé, sería bueno colocarme, olvidarme, dejarme follar sin sentir… pero no, no volvería a caer en eso. Negué con la cabeza. Se rió de nuevo y dijo:
Pues ve desnudándote mientras yo me lo meto
Me levanté y me quité la ropa… salí de allí una hora después, mojada por una ducha rápida sin casi secarme para salir rápido, asqueada, llorando, odiándome pero con el cuchillo en mi mano. Me dolía el cuerpo y el alma, pero lo tenía, Gus no tendría que pagar por salvarme aquella vez. Abrí la bolsa y limpié el cuchillo con tierra. Luego, lo tiré por un desagüe del alcantarillado. Estuve llorando y con ganas de gritar todo el camino de vuelta a casa.
Al llegar, me quedé parada en la puerta y entré. Gus no estaba, a esa hora estaba en el gimnasio. Me duché durante una eternidad, limpiándome. Cuando salí, me miré en el espejo, tenía que hacer lo imposible para que Gus no se enterara. Cuando llegó un rato después, lo saludé como siempre. Él entró gastando bromas, exagerando su acento para hacerme reír y contando anécdotas. Conseguí disimular y guardar en un cajón de mi cabeza la espantosa experiencia por la que acababa de pasar.
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Y ahora, habían vuelto todos esos recuerdos. Moni no sabía nada, no se lo había contado a nadie, ni lo haría jamás. La miré y dije:
Moni, no le cuentes a Gus que nos hemos encontrado a ese hijo de puta
¿Por?
Le hizo la vida imposible a Gus, no… no quiero que se sienta mal
Ah ¿Qué hizo?
Cosas… es que es un hijo de puta pero de los de verdad, no… no quiero ni pensarlo
Madre mía, te has quedado blanca, Ana
Ya, no me trae buenos recuerdos que digamos
¿Te hizo algo?
Déjalo, de verdad
MÓNICA
Miré preocupada a Ana pensando en lo que habría pasado entre los tres, pero vi tan afectada a Ana que no quise insistir. Para cambiar de tema, le dije:
Vamos a ver si encontramos a Gus y comemos algo ¿no?
Sí, bueno, me ha jodido el día el cabrón ese
Ya, pero por eso, vamos a buscarlo, con Gus al lado siempre te animas
Sí (sonriendo)
Nos levantamos para pagar y nos fuimos dando un paseo. Le dije:
Mira cuanta gente en la playa
Claro, hace día de eso jeje
Sí, ahora luego, os vais tú y Gus a la playa
No, vamos a volver a ver si encontramos a alguien más y…
No, por hoy ya vale
No
Es domingo, hace un día genial, y soy la jefa, así que no, os vais
¿Y tú?
mmmm no
¿Por qué?
Ana, es que no estoy de ánimo para estar al sol con lo de Felipe tan reciente
Ah, claro, perdona
No pasa nada
Pero entonces nos quedamos contigo
No, no... me voy a echar un rato, necesito descansar, ya sabes que no duermo mucho y estoy que me caigo
mmmm
Os vais vosotros dos a la playa y te animas, que te haga olvidar a ese mierda
Bueno, ya veremos
Encontramos a Gus, que rápidamente empezó a bromear con las dos y hacernos reír. Comimos algo, o más bien vimos comer a Gus porque ni Ana ni yo estábamos con ganas, cada una por nuestras cosas.
Luego, volvimos al hotel y me fui a mi habitación mientras ellos se metían en la suya.
ANA
Entramos en la habitación y Gus me rodeó con sus brazos y me dijo:
Bueno ¿Me cuentas qué te pasa?
Nada
Nada… y casi no has comido ni hablado
Es que… estoy pensando
En la investigación
Sí
Niña, pues ahora mente en blanco y a la playa, me muero por verte con el bikini
jeje
Nos cambiamos de ropa y fuimos a la playa. Pasamos allí unas horas, tranquilos y disfrutando del agua y el sol. Al rato de estar allí, Gus insistió:
Nena, algo te pasa y no es la investigación
Lo miré y negué con la cabeza, no quería contarle lo de Linares, sabía que le pondría triste y no quería, conmigo triste ya era suficiente. Pero insistió tanto que al final se lo conté. Se quedó mirando la orilla y, al rato, dijo:
Que hijo de puta, sigue de poli
Sí
Que asco
Estaba sentado en la toalla y lo abracé. Nos quedamos callados. Le dije:
No quería contártelo, sabía que contigo fue…
Un grandísimo hijo de puta, conmigo y mis colegas
Ya
¿Sabes que casi mató de una paliza a uno? Por reírse de él por alguna gilipollez
Me lo creo
Le partió todos los dientes y casi le revienta la cabeza
Ya
Y el cabrón no hacía más que llamarnos maricones pero luego bien que venía para que le hiciéramos mamadas, que asco
No pienses…
¿Y sabes que le gustaba terminar con “su marca”? Se corría y luego nos meaba encima, el hijo de puta
Le abracé con fuerza, vaya si lo sabía. Sacudí la cabeza y me levanté. Le di la mano para levantarlo y lo llevé al agua. Nos metimos y lo besé, rodeándolo con mis piernas mientras me lo comía a besos. Noté su polla crecer. Paré y le dije:
Eso pasó hace mucho, ahora estamos juntos
Lo sé
Juntos para siempre
Mi salvadora
Mi héroe
Sin ti, ahora estaría muerto, en alguna esquina por sobredosis o por una paliza
Y sin ti estaría también muerta, eso seguro, aquella noche me salvaste
Y lo volvería a hacer sin dudar
Lo sé
No te haces una idea de lo que te quiero, Ana
Ni tú de lo que te quiero yo, Gus
Y nos volvimos a besar largamente. Luego le dije:
mmmm quiero que me folles
¿Aquí?
No, tonto, jajaja, en la cama, vámonos ya
Bueno, ve saliendo tú, yo necesito unos minutillos jeje
jajajaja
Recogimos y volvimos al hotel. Cuando entramos en recepción, vino corriendo uno del hotel y nos dijo:
Perdone, perdone
Estamos hospedados aquí
Sí, sí, perdone, no es eso
¿Entonces?
Es que… ha venido la policía y se han llevado detenida a su amiga